viernes, 15 de enero de 2016

¿EL QUE OBEDECE NUNCA SE EQUIVOCA?


¿El que obedece nunca se equivoca?
¿Existe la posibilidad de que el cristiano renuncie a su libertad y la sustituya por irracional obediencia?


Por: Bruno M. | Fuente: Blog Espada de Doble Filo (InfoCatolica.com) 



¿Será verdad aquello de "el que obendece nunca se equivoca"?, ¿existe la posibilidad de que el cristiano renuncie a su razón, a su conciencia y a su libertad y los sustituya por pura obediencia?, ¿no se convertiría un fiel en una especie de "zombi católico" al siempre obedecer?
Es evidente que ese popular aforismo no tiene buena prensa fuera de la Iglesia. Aunque, más bien, habría que decir que la obediencia en sí misma tiene bastante mala prensa fuera de la Iglesia. Pero incluso dentro de la Iglesia, todos podríamos citar casos en los que una obediencia mal entendida ha dado muy malos resultados.
Hay que tener en cuenta, sin embargo (o sed contra, como dirían los escolásticos), que la frase tiene su origen en un estupendo texto de San Agustín: "el que obedece cumple siempre la voluntad de Dios, no porque la orden de la autoridad sea siempre conforme con la voluntad de Dios, sino porque es voluntad de Dios que se obedezca a quien preside". Y San Agustín es mucho San Agustín. Por no hablar de que la obediencia es algo fundamental para quien sigue a Aquel que "se hizo obediente hasta la muerte y muerte de cruz".
Esto debería hacernos pensar que el problema no está en la frase, sino en malas interpretaciones de la misma. Propongo, pues, que pensemos sobre el tema para hacer las matizaciones necesarias y entender bien el sentido de la obediencia cristiana, que es camino de libertad plena para el cristiano pero, si se entiende mal, puede llegar a ser la más dura de las esclavitudes.
Presento aquí cuatro matizaciones (sólo son lo primero que se me ha ocurrido sobre el tema):


  • La obediencia cristiana nunca puede ir contra la ley de Dios. Es algo clásico, pero, por todo lo que se ha escrito sobre el caso Maciel, parece ser que resulta desconocido para mucha gente. Un abad no puede mandar a los monjes que roben o que cometan actos inmorales. Y, si lo hace, su orden no tiene ninguna autoridad y es un deber cristiano desobedecerla.
     
  • La obediencia cristiana nunca puede ir contra la propia conciencia. También es algo clásico, que ya enseñaba Santo Tomás. Eso sí, entendiendo bien lo que es la conciencia.
     
  • La obediencia cristiana tiene sus propios ámbitos, que no puede sobrepasar. Por ejemplo, nuestro párroco no puede ordenarnos la marca de coche que debemos comprar, por poner un ejemplo absurdo, porque esa decisión no corresponde al ámbito de la obediencia que se le debe. Igualmente, la obediencia de los religiosos sólo existe dentro de la regla.
     
  • La doctrina y la moral no son objeto de obediencia, sino más bien de fe. La Iglesia no se inventa la moral o la fe, imponiéndolas por su autoridad de forma voluntarista, sino que las recibe de Dios, como un don y un mandato. Es decir, por poner un ejemplo, las familias católicas no están abiertas a la vida por obediencia a Pablo VI, sino porque ésa es la voluntad de Dios para los casados. La anticoncepción no es mala porque así lo diga el Papa, sino que el Papa lo dice porque es mala. En ese sentido, la pareja que usa anticonceptivos se confesará de haber pecado contra el 6º mandamiento y no de desobediencia (es decir, contra el 4º).

jueves, 14 de enero de 2016

INVOCACIÓN A LA CONFIANZA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


Invocación a la confianza
Autor: A. Pangrazzi



Ayúdame Señor, a creer que detrás de las nubes está el Sol; que los desnudos árboles de otoño volverán a vestirse de hojas, si tengo la paciencia de esperar.

Ayúdame Señor, a comprender que para alcanzar la cima de la montaña hay que atravesar el largo valle. Que la vela difunde su luz a base de consumirse poco a poco.

Ayúdame Amado Señor, a desprenderme de las pretendidas seguridades que no puedo tener y que me hacen tan inseguro; ayúdame a comprender que mis temores aumentan mi inquietud y mi impaciencia.

Ayúdame Señor, a aceptar mis limitaciones.

Confío en tí como un niño que se siente seguro en brazos de su madre.

Ayúdame a caminar por donde no puedo ver sabiendo que tú estás ahí conmigo.


SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, EN VOS CONFIO.

AMAR ES UNA DECISIÓN


Amar es una decisión
Autor: Begoña Gurza


Muchas parejas hoy en día se casan sin pensar en lo que la palabra matrimonio en realidad implica: entrega, compromiso y sacrificio entre otras cosas. Con el tiempo algunas parejas se vuelven egoístas y quieren regresar a su estado de soltería, en donde no tenían cuentas que dar ni nada que compartir.

“¡Es más fácil así!” Es lo que piensan muchos de los que han pasado por un proceso de separación, y más si no tienen hijos que pelear. Salen “limpios” de esta para entrar en una nueva relación creyendo que ésta va a ser diferente y que ahora si encontrarán la felicidad. 

Y en realidad el matrimonio no da la felicidad, sino que cada parte que constituye una pareja la debe proporcionar para formar un todo y llegar a la satisfacción plena. Pero esto, les cuesta trabajo a muchos, es más fácil darse por vencidos que intentarlo de nuevo, para ellos no vale la pena esforzarse un poco para estar bien con el otro.

Me considero una persona que se casó con el pensamiento que quizá muchos consideren antiguo: “hasta que la muerte nos separe” y trato de sobrellevar los problemas que se tienen como en cualquier matrimonio, pero cuando comienzo a dudar sobre mi relación, leo un pequeño refrán que me encontré navegando por internet; desconozco la fuente, porque olvidé escribirla, sin embargo es algo tan bonito que decidí compartirlo con ustedes para que lo apliquen a su vida en caso de que llegaran a encontrarse en una situación similar:

“Un esposo fue a visitar a un sabio consejero y le dijo que ya no quería a su esposa y que pensaba separarse. 

El sabio lo escuchó, lo miró a los ojos y solamente le dijo una palabra: Ámela. Luego, calló. - Pero es que ya no siento nada por ella, replicó el hombre. - Ámela, repuso el sabio. 

Y ante el desconcierto del señor, después de un oportuno silencio, agregó lo siguiente: 
Amar es una decisión, no un sentimiento; amar es dedicación y entrega. Amar es un verbo y el fruto de esa acción es el amor. El amor es un ejercicio de jardinería: arranque lo que hace daño, prepare el terreno, siembre, sea paciente, riegue y cuide. Esté preparado porque habrá plagas, sequías o excesos de lluvia, mas no por eso abandone su jardín. 

Ame a su pareja: acéptela, valórela, respétela, déle afecto y ternura, admírela y compréndala. Eso es todo, ámela.”

Cuando lo leí por primera vez mi piel se puso chinita…¡es verdad!, pensé. Y analizando el trasfondo de este refrán me di cuenta que el matrimonio no sólo es para compartir risas, alegrías y reventones, sino también derrotas, tristezas, tiempos duros y fracasos. Dios pone muchas pruebas, muchos obstáculos en el camino y sabe que todos podemos derrotarlos, pero sólo si queremos lo haremos.

Ahora si que “el que quiera azul celeste que le cueste” y con esto no digo que te la tienes que pasar mal porque el amor es un sufrir total ¡para nada!, pero si sabes que tu matrimonio puede durar porque tienen muchos valores que compartir y se quieren, no dudes en luchar, y verás que así como salieron de este pequeño bache, podrán salir de los que se presenten más adelante.

No importa a qué recurras para hacerlo; hoy en día existen infinidad de soluciones, como las terapias en pareja, que les ayudarán a ver el punto objetivo de las cosas si por algo cada uno está “montado en su burro” creyendo tener siempre la razón. Pero nada se da de un día a otro…mis papás llevan ya 38 años de casados y siempre me han dicho algo muy cierto “en el matrimonio se lucha a diario y no debes dejar de hacerlo si no quieres fracasar”.

Así que sólo te dejo este pequeño mensaje para recordarte que amar es una decisión y no una obligación, y si esto no lo tienes claro desde el principio será mejor que termines con la relación que tienen antes de que sea demasiado tarde y acabe por consumirte a ti como persona.

CONTRABANDO EN EL CIELO


CONTRABANDO EN EL CIELO

Haciendo Dios un día la visita en el cielo acostumbrada,
notó que cierta gente no tenía una faz suficientemente pura,
y que se hallaba como avergonzada con esas almas de inefable albura.

A San Pedro -se dijo- qué le pasa? Tal vez su edad no escasa
el carácter le habrá debilitado; preciso es sermonearle al descuidado
guardián; que se le llame. . . Y al instante en raudo y limpio vuelo,
un ángel fue y hallólo bien sentado, y con el ojo alerta,
muy tranquilo en el suelo, al lado de la puerta:

"Yo vengo, San Pedro a reemplazarlo un momento siquiera,
pues el buen Dios lo quiere interrogar''. Y San Pedro corrió, y con severa actitud, el Señor lo reprendió diciéndole: "No, no! esto no puede ser, tú estás dejando entrar gente manchada a esta mi pura celestial morada".

"Me confundes, buen Dios", respondió Pedro, "pues yo vivo en la puerta siempre en vela, como perenne y listo centinela, y a pesar de mi edad tan avanzada, no se me pasa, por descuido nada; créeme, buen Señor; no soy culpable, pues yo soy en mi puesto inexorable,
y ningún muerto ha entrado a esa corte sin traer el debido pasaporte".

"Cálmate", dijo Dios; "probablemente se nos está engañando. Mira abajo, ¿conoces esa gente?" "Oh mi buen Dios, te digo francamente: Jamás por mí fue vista, que no están en mi lista,
que no son en verdad de nuestro bando; y que indudablemente
aquí se me está haciendo contrabando;pero yo te prometo, buen Señor,atrapar pronto al traidor;y de no, con dolor del alma mía , te renuncio, Señor, a la portería".

San Pedro echó después con gran cuidado mil vueltas a las varias cerraduras, y cuando estuvo bien asegurado de que no había rendija ni aberturas por donde penetrar pudiera un alma; y estando ya la noche un poco entrada se sentó en plena calma a vigilar la celestial portada.

Más, ¡oh gran maravilla! De repente y sin saber por dónde, cómo y cuándo vio que una intrusa gente al cielo y de rondón se iba colando. San Pedro entonces, inmediatamente mandó llamar a Dios para que viera lo que estaba pasando, y cuando hubo llegado, el buen portero le hizo señas a Dios que se escondiera allí, sin hacer ruido y que tuviera oído agudo y ojo muy certero.

Y qué cuadro el que vieron, ¡admirable! Por fuera del recinto habían quedado muchas almas que Pedro, inexorable, había en su puerta rechazado porque no habían traído al paso el pasaporte íntegro y cumplido y esas almas tan tristes exhalaban
tan amargos gemidos y quejas de tan gran melancolía,
que la Virgen María, de ellas compadecida y no sufriendo que en vano así esa gente la implorara, a los muros del cielo se subía
y desde allí, creyendo que por la noche nadie la veía,
uno a uno iba alzando con intensa alegría, haciendo así a San Pedro contrabando.

Como San Pedro ya se vio triunfante, probada su inocencia, al buen Señor le dijo muy campante: "Al menos le hará Usted una advertencia!" Más el buen Dios que había reconocido de los muros del cielo, allá en la altura a su Madre, tan dulce, pura y bella,
le respondió con sin igual dulzura: "Para qué? Tú sabes cómo es Ella!"

ORACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


ESTAMPAS CON ORACIONES AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Y DE MARÍA



miércoles, 13 de enero de 2016

JUVENTUD ARROGANTE

JUVENTUD ARROGANTE

Durante una conferencia sobre las grandes diferencias entre generaciones, un presumido estudiante se tomó la molestia de explicarle a un señor mayor sentado junto a él, el por qué le es imposible a la Vieja Generación comprender a su generación: 

"Usted creció en un mundo diferente, realmente casi primitivo", dijo en voz lo suficientemente alta para que lo escucharan alrededor. 

"Los jóvenes de hoy crecimos con televisión, Internet, teléfonos moviles, aviones a reacción y viajes al espacio. Nuestras sondas espaciales han visitado Marte. Tenemos naves con energía nuclear y automóviles eléctricos, de hidrógeno o que funcionan mediante energía solar. Hemos crecido con computadores con capacidad de procesamiento a la velocidad de la luz… y muchas cosas más".

Después de un breve silencio el Señor Mayor respondió diciendo: 

"Tienes razón, joven; nosotros no tuvimos esas cosas cuando éramos jóvenes... ¡por eso tuvimos que inventarlas!   

Ahora dime, arrogante joven, ¿qué estás haciendo TÚ en beneficio de la próxima generación?”  ¡El aplauso fue atronador!