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miércoles, 14 de febrero de 2024

CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO SOBRE LA ACEDIA, UNA TENTACIÓN POCO CONOCIDA PERO MUY PELIGROSA


 Catequesis del Papa Francisco sobre la acedia, una tentación poco conocida pero “muy peligrosa”

El Papa Francisco durante una Audiencia General en el Aula Pablo VI

 Crédito: Vatican Media



El Papa Francisco dedicó su catequesis de hoy a reflexionar sobre la acedia, la que definió como “una tentación muy peligrosa” o “el demonio del mediodía”, que hace que la vida pierda sentido y a la que se debe hacer frente con la paciencia de la fe.

A continuación, la catequesis completa del Papa Francisco en la Audiencia General de este miércoles 14 de febrero:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! 

Entre todos los vicios capitales hay uno que a menudo pasa bajo el silencio, no se habla de él, quizás en virtud de su  nombre, que a muchos les resulta poco comprensible: estoy hablando de la la acedia. Por eso, en el catálogo de los vicios, el término acedia está a menudo sustituido por otro de uso mucho más común: la pereza. En realidad, la pereza es más un efecto que una causa. Cuando una persona se queda inactiva, indolente, apática, nosotros decimos que es perezosa. Pero, como enseña la sabiduría de los antiguos padres del desierto, a  menudo la raíz es la acedia, que literalmente del griego significa “falta de cuidado”. Acedia significa en la raíz griega “falta de cuidado” y es uno de los vicios. 

Se trata de una tentación muy peligrosa, no bromeen con esta. Quien cae víctima de este vicio, es como si fuera  aplastada por un deseo de muerte: todo le disgusta; la relación con Dios se le vuelve aburrida; y también los actos más santos, los que le habían calentado el corazón, ahora, le parecen completamente inútiles. Una persona empieza a lamentar el paso del tiempo, y la juventud que queda irremediablemente atrás.  

La acedia está definida como el “demonio del mediodía”: nos atrapa en mitad del día, cuando la fatiga está en su ápice y las horas que nos esperan nos parecen monótonas, imposibles de vivir. En una celebre descripción el monje Evagrio representa así esta tentación: “El ojo del acedioso se fija en las ventanas continuamente y en su mente imagina visitantes […] Cuando lee, el acedioso bosteza a menudo y se deja llevar fácilmente por el sueño, se frota los ojos, se refriega las manos y, quitando la mirada del libro, la fija en la pared; después, dirigiéndola nuevamente al libro, lee un poco más […]; finalmente, inclinando la cabeza, le coloca el libro debajo y se duerme en un sueño ligero, hasta que el hambre lo despierta y le apremia a atender sus necesidades”; en conclusión, “el acedioso no realiza con solicitud la  obra de Dios”.

 Los lectores contemporáneos advierten en estas descripciones algo que recuerda mucho el mal de  la depresión, tanto desde el punto de vista psicológico como filosófico. En efecto, para los atenazados por  la acedia, la vida pierde su sentido, rezar es aburrido, cada batalla parece carecer de significado. Si  alimentamos pasiones en nuestra juventud, ahora nos parecen ilógicas, sueños que no nos hicieron felices.  Así que nos dejamos llevar y la distracción, al no pensar, parecen ser la única salida: a uno le gustaría  estar aturdido, tener la mente completamente vacía .... es un poco como morir por anticipado. Es feo este vicio, es feo. 

Frente a este vicio, del que nos damos cuenta que es tan peligroso, los maestros de espiritualidad  prevén varios remedios. Me gustaría señalar el que me parece más importante y que yo llamaría la  paciencia de la fe. Aunque bajo el azote de la acedia el deseo del hombre sea estar “en otra parte”, escapar de la realidad, hay que tener en cambio el valor de permanecer y acoger en mi “aquí y ahora”, en  mi situación tal como es, la presencia de Dios. Los monjes dicen que para ellos la celda es la mejor maestra de vida, porque es el lugar que concreta y cotidianamente te habla de tu historia de amor con el  Señor. El demonio de la acedia quiere destruir precisamente esta alegría sencilla del aquí y ahora, este asombro agradecido de la realidad; quiere hacerte creer que todo es en vano, que nada tiene sentido, que no vale la pena preocuparse por nada ni por nadie. 

Recordemos que en la vida, nosotros encontramos a gente que es acediosa. Esta gente que nosotros decimos: “Pero este es aburrido, no nos gusta estar con él”. Incluso tiene una actitud que te contagia el aburrimiento. Esta es la acedia.

Cuántas personas, en las garras de la acedia, movidas por una inquietud sin rostro, han  abandonado tontamente el camino del bien que habían emprendido. La de la acedia es una batalla  decisiva, que hay que ganar a toda costa. Y es una batalla que no ha preservado ni siquiera a los santos, porque en tantos de sus diarios hay algunas páginas que confiesan momentos tremendos, de verdaderas noches de fe, en las que todo parecía oscuro. Estos santos nos enseñan a atravesar la noche con paciencia, aceptando la pobreza de la fe. Recomendaban, bajo la opresión de la pereza, mantener una medida de compromiso más pequeña, fijarse metas más al alcance de la mano, pero al mismo tiempo aguantar,  perseverar apoyándose en Jesús, que nunca nos abandona en la tentación. 

La fe, atormentada por la prueba de la acedia, no pierde su valor. Al contrario, es la fe verdadera, la humanísima fe, que, a pesar de todo, a pesar de las tinieblas que la ciegan, sigue humildemente  creyendo.  Esa fe que permanece en el corazón, como permanecen las brasas bajo las cenizas, siempre permanecen. Si alguno de nosotros cae en este vicio, en la tentación de la acedia, que trate de mirar dentro y custodiar las brasas de la fe. Y así vamos a adelante. Que el Señor les bendiga.  

domingo, 13 de agosto de 2023

¿QUÉ HACER CUANDO TENEMOS MIEDO Y NOS SENTIMOS PERDIDOS? - PAPA FRANCISCO RESPONDE

 



¿Qué hacer cuando tenemos miedo y nos sentimos perdidos? El Papa Francisco responde

 Crédito: Vatican Media

Por Almudena Martínez-Bordiú

13 de agosto de 2023 


El Papa Francisco afirmó desde la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano que en los momentos de oscuridad y cuando “nos sentimos perdidos”, Jesús “viene a nuestro encuentro”  para ayudarnos a vencer nuestros miedos.

Así lo aseguró este domingo 13 de agosto durante el Ángelus, donde reflexionó sobre el Evangelio del día, que narra el pasaje en el que Jesús camina sobre las aguas de Galilea para encontrarse con los discípulos que realizaban una travesía en barca. 

El Santo Padre explicó que en este gesto de Jesús “hay un mensaje” que podemos acoger. En primer lugar, destacó que, en aquella época, “las grandes extensiones de agua eran consideradas sedes de fuerzas malignas no dominables por el hombre”.

“Especialmente —continuó— si eran agitadas por la tempestad, los abismos eran símbolo del caos y hacían referencia a las oscuridades de los infiernos”. 

“Y aquí  llega Jesús, que camina sobre las aguas, es decir por encima de esas fuerzas del mal, y dice a los suyos:  ‘¡Ánimo!, que soy yo; no temáis’. Este es el sentido del signo: los poderes malignos, que nos asustan  y no logramos dominar, con Jesús se redimensionan”, afirmó el Papa Francisco. 

Asimismo, subrayó que Jesús, al caminar sobre las aguas quiere decirnos: “No temas, yo pongo bajo los pies a tus enemigos”. Aclaró también que estos “enemigos” pueden ser la muerte, el miedo y el diablo”.

El Pontífice aseguró que “Cristo hoy repite a cada uno de nosotros: ‘¡ánimo, soy yo, no temas!’. Ánimo, es decir, porque estoy yo, porque ya no estás solo en las aguas agitadas de la vida”.

“¿Qué hacer en el miedo, cuando se ve solo oscuridad y nos sentimos perdidos? Dos cosas, que en el Evangelio hacen los discípulos: ellos invocan y acogen a Jesús”, señaló más tarde.

Explicó que Pedro “camina un poco sobre las aguas hacia Jesús, pero después se asusta, se hunde y entonces grita: ‘¡Señor, sálvame!’”. 

El Papa Francisco resaltó que “es bonita esta oración, con la cual se expresa la certeza de que el Señor puede salvarnos, que Él vence nuestro mal y nuestros miedos”. 

Por ello, animó a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro del Vaticano a repetirla “sobre todo en los momentos de tempestad”.

“El Señor sabe que la barca de la vida, así como la barca de la Iglesia, está amenazada por  vientos contrarios y que el mar sobre el que navegamos a menudo está agitado”. 

Asimismo, enfatizó que Jesús “no nos salva de la fatiga de  la navegación”, sino que nos “invita a afrontar  las dificultades, para que también estas se conviertan en lugares de salvación, ocasiones para encontrarle a Él”.  

“Él, de hecho, en nuestros momentos de oscuridad viene a nuestro encuentro, pidiendo ser acogido, como esa  noche en el lago”.

A continuación, el Papa Francisco realizó las siguientes preguntas: En los miedos ¿cómo me comporto? ¿Voy adelante solo con mis fuerzas o  invoco al Señor? ¿Y cómo va mi fe? ¿Creo que Cristo es más fuerte que las olas y que los vientos adversos?”  

“Pero, sobre todo: ¿navego con Él? ¿Lo acojo, le hago sitio en la barca de la vida, le confío el timón? María, estrella del mar, nos ayude a buscar, en las travesías oscuras, la luz de Jesús”, concluyó el Papa Francisco. 

domingo, 6 de junio de 2021

EL PAPA FRANCISCO EN CORPUS CHRISTI: LA EUCARISTÍA ES EL PLAN DE LOS PECADORES

 



 El Papa en Corpus Christi: La Eucaristía es el pan de los pecadores

Redacción ACI Prensa

Foto: Vatican Media



Este domingo 6 de junio muchos países celebran la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, el Corpus Christi. El Papa Francisco, durante el rezo del Ángelus desde la Plaza de San Pedro del Vaticano, explicó que esta Solemnidad muestra que “la Eucaristía no es el premio de los santos, sino el Pan de los pecadores”.

El Papa explicó que el Evangelio en este domingo “nos presenta el relato de la Última Cena. Las palabras y los gestos del Señor nos tocan el corazón: toma el pan en sus manos, pronuncia la bendición, lo parte y lo entrega a los discípulos, diciendo: ‘Tomen, esto es mi cuerpo’”.

“Es así, con sencillez, que Jesús nos da el mayor sacramento. El suyo es un gesto humilde de donación, de compartir. En la culminación de su vida, no reparte pan en abundancia para alimentar a las multitudes, sino que se parte a sí mismo en la cena de la Pascua con los discípulos”.

De este modo, “Jesús nos muestra que el objetivo de la vida es el donarse, que lo más grande es servir. Y hoy encontramos la grandeza de Dios en un trozo de pan, en una fragilidad que desborda de amor y de compartir. Fragilidad es precisamente la palabra que me gustaría subrayar”.

El Pontífice destacó que “Jesús se hace frágil como el pan que se rompe y se desmigaja. Pero precisamente ahí radica su fuerza, en su fragilidad. En la Eucaristía la fragilidad es fuerza: fuerza del amor que se hace pequeño para ser acogido y no temido; fuerza del amor que se parte y se divide para alimentar y dar vida; fuerza del amor que se fragmenta para reunirnos todos nosotros en la unidad”.

“Y hay otra fuerza que destaca en la fragilidad de la Eucaristía: la fuerza de amar a quien se equivoca. Es en la noche en que fue traicionado que Jesús nos da el Pan de Vida. Nos hace el mayor regalo mientras siente en su corazón el abismo más profundo: el discípulo que come con él, que moja su bocado en el mismo plato, lo está traicionando. Y la traición es el mayor dolor para los que aman. ¿Y qué hace Jesús? Reacciona ante el mal con un bien mayor. Al ‘no’ de Judas responde con el ‘sí’ de la misericordia. No castiga al pecador, sino que da su vida por él. Paga por él”.

El Papa hizo hincapié en que “cuando recibimos la Eucaristía, Jesús hace lo mismo con nosotros: nos conoce, sabe que somos pecadores y que cometemos muchos errores, pero no renuncia a unir su vida a la nuestra. Él sabe que lo necesitamos, porque la Eucaristía no es el premio de los santos, sino el Pan de los pecadores. Por eso nos exhorta: ‘Tomen y coman’”.

Es decir, “cada vez que recibimos el Pan de Vida, Jesús viene a dar un nuevo sentido a nuestras fragilidades. Nos recuerda que a sus ojos somos más valiosos de lo que pensamos. Nos dice que se complace si compartimos con Él nuestras fragilidades. Nos repite que su misericordia no teme nuestras miserias”.

“Y, sobre todo, nos cura con amor de aquellas fragilidades que no podemos curar por nosotros mismos: la de sentir resentimiento hacia quienes nos han hecho daño; la de distanciarnos de los demás y aislarnos en nuestro interior; la de llorar sobre nosotros mismos y quejarnos sin encontrar la paz. Solos no podemos curarlas. Es Él el que nos cura con su presencia, con su pan, con la Eucaristía”.

“La Eucaristía”, insistió el Papa, “es una medicina eficaz contra estas cerrazones. El Pan de Vida, de hecho, cura las rigideces y las transforma en docilidad. La Eucaristía sana porque nos une a Jesús: nos hace asimilar su manera de vivir, su capacidad de partirse y entregarse a los hermanos, de responder al mal con el bien. Nos da el valor de salir de nosotros mismos y de inclinarnos con amor hacia la fragilidad de los demás. Como hace Dios con nosotros”.

“Esta es la lógica de la Eucaristía: recibimos a Jesús que nos ama y sana nuestras fragilidades para amar a los demás y ayudarles en sus fragilidades”.

“Y esto durante toda la vida. Hoy, en la liturgia de las horas hemos rezado un himno, cuatro versos que son el resumen de toda la vida de Jesús. Nos dicen que Jesús naciendo se hizo compañero de viaje en la vida. Después, en la cena, se dio como alimento. Luego, en la Cruz, en su muerte, se hizo precio, ha pagado por nosotros. Y ahora, reinando en el cielo, es nuestro premio que nosotros vamos a buscar”, concluyó el Papa Francisco.

domingo, 22 de marzo de 2020

PAPA FRANCISCO: RECEMOS POR LOS DIFUNTOS Y LAS FAMILIAS QUE NO PUEDEN ACOMPAÑAR A SUS SERES QUERIDOS


Papa: Recemos por los difuntos y las familias que no pueden acompañar a sus seres queridos
POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa
Foto: Vatican Media





El Papa Francisco pidió rezar por los muchos difuntos “que mueren solos sin poder despedirse de sus seres queridos” y por los familiares que “no pueden acompañar a sus seres queridos en su fallecimiento” debido a la emergencia sanitaria provocada por el coronavirus COVID-19.

Así lo indicó el Santo Padre antes de celebrar la Misa este domingo 22 de marzo celebrada en la capilla de la Casa Santa Marta en la mañana de este cuarto Domingo de Cuaresma.

“En estos días, escuchamos las noticias de muchos difuntos, hombres y mujeres que mueren solos, sin poder despedirse de sus seres queridos. Pensemos en ellos y recemos por ellos. Pero también por las familias, que no pueden acompañar a sus seres queridos en su fallecimiento. Nuestra oración especial es para los difuntos y sus familias”, pidió el Papa.

Durante su homilía, el Pontífice reflexionó en el pasaje del Evangelio de San Juan que relata la curación de Jesús al ciego de nacimiento (Juan 9:1-41) y animó a “no tener miedo a que Jesús pase por nuestras vidas”.

En esta línea, el Papa Francisco citó la frase de San Agustín: “tengo miedo de Cristo cuando pasa” y preguntó: “¿por qué tienes miedo?”

“Tengo miedo de no darme cuenta de que es el Cristo y dejarlo pasar. Y una cosa es clara, a la presencia de Jesús florecen los verdaderos sentimientos del corazón, salen las verdaderas actitudes, es una gracia, y por eso Agustín tenía miedo de dejarlo pasar sin darse cuenta de que estaba pasando. Es claro, pasa, cura a un ciego, y se desata el escándalo, y después, sale lo mejor de las personas y lo peor de las personas”, advirtió.

Finalmente, el Santo Padre aconsejó a todos tomar el Evangelio de San Juan y leer el capítulo 9. “Leerlo en casa tranquilos, una o más veces, y entender bien qué sucede cuando pasa Jesús, permitir que salgan los sentimientos” para entender bien lo que San Agustín nos dice “tengo miedo del Señor cuando pasa, que yo no me dé cuenta y no lo reconozca, y no me convierta”.

miércoles, 19 de febrero de 2020

EL PAPA FRANCISCO ADVIERTE CONTRA LOS ATAQUES DE IRA: PUEDEN ARRUINAR LA RELACIÓN CON UN HERMANO


El Papa advierte contra los ataques de ira: Pueden arruinar la relación con un hermano
Redacción ACI Prensa
 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa



El Papa Francisco invitó a poner en práctica la mansedumbre, y la contrapuso a la ira: “¿Cuántas cosas hemos destruido con la ira?”, se preguntó. Con la ira “se puede arruinar la relación con un hermano, muchas veces sin remedio”, advirtió. Ante esas situaciones, el Papa invitó a ejercer la mansedumbre, porque esa cualidad, propia de Jesús, puede reconstruir lo destruido por la ira.

El Santo Padre se expresó así en la Audiencia General celebrada este miércoles 19 de febrero en el Aula Pablo VI del Vaticano, durante la cual continuó con su serie de catequesis sobre las bienaventuranzas del Evangelio de San Mateo, y se centró, en esta ocasión, en la tercera: “Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra”.

El Pontífice reflexionó sobre el concepto de mansedumbre, y lo contrapuso el pecado de la ira, “una actitud violenta de la cual todos conocemos el impulso. ¿Quién no se ha enfadado alguna vez? ¡Todos! Debemos revisar las bienaventuranzas y hacernos una pregunta: ¿Cuántas cosas hemos destruido con la ira? ¿Cuántas hemos perdido?”.

“Un momento de colera puede destruir muchas cosas. Se pierde el control y no se evalúa aquello que verdaderamente es importante, y se puede arruinar la relación con un hermano, muchas veces sin remedio. Por la ira, muchos hermanos no se hablan más, se alejan unos de otros, es lo contrario de la mansedumbre. La mansedumbre reúne, la ira separa. La mansedumbre, en cambio, conquista muchas cosas”.

Explicó que el término “mansedumbre” utilizado en el Evangelio “quiere decir, literalmente, dulce, tierno, gentil, sin violencia. La mansedumbre se manifiesta en los momentos de conflicto, se ve en cómo se actúa ante una situación hostil. Cualquiera puede parecer manso cuando todo está tranquilo, pero ¿cómo actúa bajo presión cuando se siente atacado, ofendido, agredido?”.

El Santo Padre recordó que la mansedumbre es una de las cualidades de Cristo, una actitud que “se ve fuertemente en la Pasión”. En la Cruz, señaló Francisco, Jesús “no respondía y no amenazaba”.

Por otro lado, “en la Escritura, la palabra ‘manso’ indica también aquel que no tiene propiedades terrenas. Por ello, nos sorprende que la tercera bienaventuranza diga precisamente que los mansos ‘heredarán la tierra’”.

Estos dos conceptos, mansedumbre y posesión de la tierra, “parecen incompatibles”, llamó la atención el Papa. “De hecho, la posesión de la tierra es el contexto típico del conflicto: con frecuencia, se combate por un territorio, por obtener la hegemonía sobre una cierta zona. En las guerras, el más fuerte prevalece y conquista otras tierras”.

Asimismo, el Pontífice invitó a fijarse bien en el verbo empleado por Jesús para indicar qué tipo de posesión tendrán los mansos. No dice “conquistarán” la tierra, sino, que la heredarán.

“En las Escrituras, el verbo ‘heredar’ tiene un sentido más profundo. El Pueblo de Dios llama ‘herencia’ a la tierra de Israel, que es la Tierra Prometida”, indicó.

La tierra de Israel “es una promesa y un don al pueblo de Dios, y se convierte en algo mucho más grande y más profundo que un siempre territorio. Hay una ‘tierra’ que es el Cielo, es decir, la tierra hacia la que caminamos: los nuevos cielos y la nueva tierra hacia la que vamos”.

Por lo tanto, “el manso es aquel que ‘hereda’ el más sublime de los territorios. No es un cobarde, un débil que se encuentra una moral improvisada para no tener problemas. ¡Todo lo contrario! Es una persona que ha recibido una herencia y no la quiere perder”.

“El manso”, concluyó el Papa Francisco, “no es un cómodo, sino un discípulo de Cristo que ha aprendido a diferencia bien la otra tierra. Defiende su paz, defiende su relación con Dios, defiende sus dones, los dones de Dios, custodiando la misericordia, la fraternidad, la fe y la esperanza. Porque las personas mansas son personas misericordiosas, fraternas, personas de fe, personas con esperanza”.

miércoles, 12 de febrero de 2020

QUERIDA AMAZONIA: EL PAPA FRANCISCO NO ABRE LA PUERTA A LA ORDENACIÓN DE HOMBRES CASADOS


Querida Amazonia: El Papa Francisco no abre la puerta a la ordenación de hombres casados
Redacción ACI Prensa
 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa



En su exhortación apostólica postsinodal “Querida Amazonia”, publicada este 12 de febreri, el Papa Francisco no abrió la puerta a la posibilidad de ordenar sacerdotes a hombres casados para celebrar la Eucaristía en zonas remotas y aisladas de la selva amazónica.

Después de meses de especulaciones, surgidas a raíz de la propuesta incluida en el Documento Final del Sínodo de los Obispos sobre la Amazonía, celebrado del 6 al 27 de octubre de 2019 en Roma, el Pontífice descartó esa posibilidad en Querida Amazonia.

En el punto 111 del Documento Final del Sínodo de los Obispos sobre la Amazonía se proponía “establecer criterios y disposiciones de parte de la autoridad competente, en el marco de la Lumen Gentium 26, de ordenar sacerdotes a hombres idóneos y reconocidos de la comunidad, que tengan un diaconado permanente fecundo y reciban una formación adecuada para el presbiterado, pudiendo tener familia legítimamente constituida y estable, para sostener la vida de la comunidad cristiana mediante la predicación de la Palabra y la celebración de los Sacramentos en las zonas más remotas de la región amazónica”.

Sin embargo, el Pontífice, en el punto 87 de “Querida Amazonia”, señala que “ese carácter exclusivo recibido en el Orden” capacita sólo al sacerdote “para presidir la Eucaristía”. Y subraya que “esa es su función específica, principal e indelegable”.

El Papa recuerda que Cristo “es cabeza de la Iglesia”, y señala en el punto 88 que “el sacerdote es signo de esa Cabeza que derrama la gracia ante todo cuando celebra la Eucaristía, fuente y culmen de toda vida cristiana”.

“Esa es su gran potestad, que sólo puede ser recibida en el sacramento del Orden sacerdotal. Por eso, únicamente él puede decir: ‘Esto es mi cuerpo’. Hay otras palabras que sólo él puede pronunciar: ‘Yo te absuelvo de tus pecados’. Porque el perdón sacramental está al servicio de una celebración eucarística digna. En estos dos sacramentos está el corazón de su identidad exclusiva”.

En el punto 89, explicó que “los laicos podrán anunciar la Palabra, enseñar, organizar sus comunidades, celebrar algunos sacramentos, buscar distintos cauces para la piedad popular y desarrollar la multitud de dones que el Espíritu derrama en ellos”.

Sin embargo, “necesitan la celebración de la Eucaristía porque ella ‘hace la iglesia’”. “Es urgente evitar que los pueblos amazónicos estén privados de ese alimento de vida nueva y del sacramento del perdón”.

Para cubrir esa necesidad, el Papa pidió a los Obispos, en especial a los de América Latina, “no sólo a promover la oración por las vocaciones sacerdotales, sino también a ser más generosos, orientando a los que muestran vocación misionera para que opten por la Amazonia”.

Para el Papa, el papel de los laicos, y de las religiosas debería ser mayor, lo cual no entra en contradicción con la necesidad de que haya más sacerdotes y también más diáconos permanentes.

Así lo expresa en el punto 90: “Se necesitan sacerdotes, pero esto no excluye que ordinariamente los diáconos permanentes –que deberían ser muchos más en la Amazonía–, las religiosas y los mismos laicos asuman responsabilidades importantes para el crecimiento de las comunidades”.

El Director Editorial del Dicasterio para la Comunicación, Andrea Tornielli, en un artículo difundido por la Oficina de Prensa del Vaticano, señaló que la cuestión de la ordenación sacerdotal de hombres casados se discutió “durante mucho tiempo y puede serlo aun en el futuro”.

Señaló que se trata de “una pregunta a la que el Sucesor de Pedro, después de haber orado y meditado, ha decidido responder no previendo cambios o nuevas posibilidades de excepciones a las ya previstas por la disciplina eclesiástica vigente, sino pidiendo volver a empezar desde lo esencial”.

Sobre este asunto se pronunció también el Cardenal Michael Czerny, Sub Secretario de la Sección Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y Secretario Especial del Sínodo de los Obispos para la Región Panamazónica.

En una entrevista publicada en L’Osservatore Romano, el Cardenal Czerny señala que el Papa recuerda en su Exhortación Apostólica que “solo el sacerdote puede consagrar la Eucaristía y administrar el sacramento del perdón”.

“Esta necesidad urgente está en el origen del llamamiento de Francisco a todos los obispos para que, además de rezar por las vocaciones, sean más generosos en el envío de aquellos que muestran una vocación misionera, a elegir la Amazonia”.

Del mismo modo, “también es necesario actuar sobre una formación que sea capaz de dialogar con las culturas autóctonas. Debería haber muchos más diáconos permanentes, y es necesario hacer crecer más el rol de las religiosas y de los laicos”.

Si bien indicó que “la posibilidad de ordenar a hombres casados puede ser discutida por la Iglesia”, el Cardenal Czerny señaló que el Papa Francisco apunta en su exhortación apostólica a que “lo que se necesita es una presencia capilar de laicos animados con un espíritu misionero, capaces de representar el auténtico rostro de la Iglesia amazónica. De esta manera parece indicarnos que solo así volverán las vocaciones”.

“La Amazonia nos desafía, escribe Francisco, a superar perspectivas limitadas y a no conformarnos con soluciones que permanecen cerradas en aspectos parciales. En otras palabras, la gran cuestión es una experiencia renovada de fe y de anuncio”, señaló.

Ordenación de diaconisas

Otra propuesta polémica de los padres sinodales aprobada en el Documento Final del Sínodo y que el Papa no ha incluido en la Exhortación Apostólica es el de estudiar la posibilidad de ordenar diaconisas.

La propuesta se planteaba en el punto 103 del Documento Final, donde se señala que “en las múltiples consultas realizadas en el espacio amazónico, se reconoció y se recalcó el papel fundamental de las mujeres religiosas y laicas en la Iglesia de la Amazonía y sus comunidades, dados los múltiples servicios que ellas brindan. En un alto número de dichas consultas, se solicitó el diaconado permanente para la mujer”.

Sobre este asunto, el Papa en el punto 99 de la Exhortación Apostólica destaca el papel de las mujeres en la transmisión de la fe en la Amazonia: “En la Amazonia hay comunidades que se ha sostenido y han transmitido la fe durante mucho tiempo sin que algún sacerdote pasara por allí, aun durante décadas”.

“Esto ocurrió gracias a la presencia de mujeres fuertes y generosas: bautizadoras, catequistas, rezadoras, misioneras, ciertamente llamadas e impulsadas por el Espíritu Santo. Durante siglos, las mujeres mantuvieron a la Iglesia en pie en esos lugares con admirable entrega y ardiente fe”.

Sin embargo, el Papa pidió en el punto 100 que no se reduzca la Iglesia a “estructuras funcionales” según las cuales “se otorgaría a las mujeres un status y una participación mayor en la iglesia sólo si se les diera acceso al Orden sagrado”.

“Pero esta mirada, en realidad, limitaría las perspectivas, nos orientaría a clericalizar a las mujeres, disminuiría el gran valor de lo que ellas ya han dado y provocaría sutilmente un empobrecimiento de su aposte indispensable”.

Según explicó el Santo Padre en el punto 101, “las mujeres hacen su aporte a la Iglesia según su modo propio y prolongando la fuerza y la ternura de María, la Madre”. “Así comprendemos radicalmente por qué sin las mujeres ella se derrumba, como se habrían caído a pedazos tantas comunidades de la Amazonia si no hubieran estado allí las mujeres”.

La conclusión a este asunto el Papa la expresa en el punto 103: “En una Iglesia sinodal las mujeres, que de hecho desempeñan un papel central en las comunidades amazónicas, deberían poder acceder a funciones e incluso a servicios eclesiales que no requieren el Orden sagrado y permitan expresar mejor su lugar propio”.

Esas funciones, puntualiza el Papa, deberían producirse como resultado del “envío por parte del Obispo”, lo cual “da lugar también a que las mujeres tengan una incidencia real y efectiva en la organización, en las decisiones más importantes y en la guía de las comunidades, pero sin dejar de hacerlo con el estilo propio de su impronta femenina”.

Rito amazónico

El otro tema de debate introducido por el Documento Final del Sínodo, y descartado por el Papa en la Exhortación Apostólica, es el de la necesidad de un rito amazónico.

En el Documento Final, la propuesta figuraba en el punto 119, donde se señalaba que “el nuevo organismo de la Iglesia en la Amazonía debe constituir una comisión competente para estudiar y dialogar, según usos y costumbres de los pueblos ancestrales, la elaboración de un rito amazónico, que exprese el patrimonio litúrgico, teológico, disciplinario y espiritual amazónico, con especial referencia a lo que la Lumen Gentium afirma para las Iglesias orientales”.

“Esto se sumaría a los ritos ya presentes en la Iglesia, enriqueciendo la obra de evangelización, la capacidad de expresar la fe en una cultura propia y el sentido de descentralización y de colegialidad que puede expresar la catolicidad de la Iglesia. También podría estudiar y proponer cómo enriquecer ritos eclesiales con el modo en que estos pueblos cuidan su territorio y se relacionan con sus aguas”.

En la Exhortación Apostólica no se cita el rito amazónico, aunque sí habla en el punto 66 de un “necesario proceso de inculturación, que no desprecia nada de lo bueno que ya existe en las culturas amazónicas, sino que lo recoge y lo lleva a la plenitud de la luz del Evangelio”.

En el punto 78, Francisco pidió no apresurarse “en calificar de superstición o de paganismo algunas expresiones religiosas que surgen espontáneamente de la vida de los pueblos”.

En el punto 79 asegura que “es posible recoger de alguna manera un símbolo indígena sin calificarlo necesariamente de idolatría. Un mito cargado de sentido espiritual puede ser aprovechado, y no siempre considerado un error pagano”.

Aunque no se habla de un rito amazónico, en el punto 82 de la Exhortación Apostólica sí se señala que está permitido “recoger en la liturgia muchos elementos propios de la experiencia de los indígenas en su íntimo contacto con la naturaleza y estimular expresiones autóctonas en cantos, danzas, ritos, gestos y símbolos”.

domingo, 9 de febrero de 2020

EL PAPA FRANCISCO EXPLICA LOS CRITERIOS PARA SER SAL DE LA TIERRA Y LUZ EN EL MUNDO


El Papa Francisco explica los criterios para ser sal de la tierra y luz en el mundo
POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa
Foto: Vatican Media



El Papa Francisco explicó, durante el rezo del Ángelus de este domingo 9 de febrero, cómo un discípulo de Jesús puede ser “sal de la tierra” y “luz del mundo”. 

El Santo Padre describió estos criterios al reflexionar en el Evangelio dominical de San Mateo en el cual Jesús invita a sus discípulos a ser “sal de la tierra” y “luz del mundo”.

En primer lugar, el Papa señaló que “la sal es el elemento que le da sabor y que conserva y preserva los alimentos de la corrupción. Por lo tanto, el discípulo está llamado a mantener lejos de la sociedad los peligros, los gérmenes corrosivos que contaminan la vida de las personas”.

“Se trata de resistir la degradación moral, el pecado, testimoniando los valores de la honestidad y la fraternidad, sin ceder a las tentaciones mundanas del arribismo, el poder y la riqueza”, advirtió.

Además, el Pontífice destacó que el discípulo es sal cuando “a pesar de los fracasos diarios, porque todos los tenemos, se levanta del polvo de sus errores, comenzando nuevamente con valentía y paciencia, todos los días, para buscar el diálogo y el encuentro con otros”.

“El discípulo es sal cuando no busca el consenso y la aprobación, sino que se esfuerza por ser una presencia humilde y constructiva, en fidelidad a las enseñanzas de Jesús que vino al mundo no para ser servido, sino para servir. ¡Y esta actitud es muy necesaria!”, exclamó el Papa.

En segundo lugar, el Santo Padre recordó que “la luz disipa la oscuridad y permite ver” y agregó que “Jesús es la luz que ha disipado las tinieblas, pero permanecen todavía en el mundo y en las personas”.

Por ello, el Papa dijo que es tarea del cristiano dispersar estas tinieblas para “hacer resplandecer la luz de Cristo y anunciar su Evangelio”. “Es una irradiación que puede derivarse también de nuestras palabras, pero sobre todo debe surgir de nuestras buenas obras”, remarcó.

“Un discípulo y una comunidad cristiana son luz en el mundo cuando dirigen a otros a Dios, ayudando a cada uno a experimentar su bondad y su misericordia”, explicó el Papa.

Asimismo, el discípulo de Jesús es luz “cuando sabe vivir su fe fuera de los espacios reducidos, cuando contribuye a eliminar los prejuicios, a eliminar las calumnias y a permitir que la luz de la verdad entre en las situaciones arruinadas por la hipocresía y la mentira” subrayó Francisco quien precisó “pero no es mi luz, es la luz de Jesús:  somos instrumentos para que la luz de Jesús llegue a todos”.

En esta línea, el Papa dijo que “Jesús nos invita a no tener miedo de vivir en el mundo, incluso si a veces hay condiciones de conflicto y pecado” ya que “ante la violencia, la injusticia, la opresión, el cristiano no puede cerrarse en sí mismo ni esconderse en la seguridad de su propio espacio; incluso la Iglesia no puede cerrarse a sí misma, no puede abandonar su misión de evangelización y de servicio”.

“Jesús, en la última cena, pidió al Padre que no retirara a los discípulos del mundo, que los dejara allí en el mundo, sino que los protegiera del espíritu del mundo”, agregó.

Finalmente, el Santo Padre rezó para que la Virgen María “nos ayude a ser sal y luz en medio a la gente, llevando a todos, con la vida y la palabra, la Buena Noticia del amor de Dios”.

miércoles, 29 de enero de 2020

EL PAPA FRANCISCO PIDE A LOS FIELES QUE APRENDAN DE MEMORIA LAS BIENAVENTURANZAS


El Papa Francisco pide a los fieles que aprendan de memoria las Bienaventuranzas
Redacción ACI Prensa
 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa



El Papa Francisco animó a los fieles católicos a aprender de memoria las Bienaventuranzas y repetirlas, “para tener en la mente y en el corazón esta Ley que Jesús nos da”.

El Pontífice se expresó así durante la Audiencia General celebrada este miércoles 29 de enero en el Aula Pablo VI del Vaticano, en la que inició una nueva serie de catequesis sobre las Bienaventuranzas que desarrollará a lo largo de las próximas semanas. Las Bienaventuranzas, explicó Francisco, abren el Discurso de la Montaña, “que ha iluminado la vida de creyentes y de no creyentes”.

El Pontífice subrayó que “las Bienaventuranzas contienen la carta de identidad del cristiano. Es nuestra carta de identidad, porque delinean el rostro del mismo Jesús, de su estilo de vida”.

El Papa comenzó su reflexión llamando la atención sobre el contexto en que se produce la proclamación de las Bienaventuranzas, es algo “fundamental”, insistió.

“Jesús, viendo a la multitud que le seguía, subió una pendiente que rodea el lago de Galilea y, sentado, se dirigió a sus discípulos, y anuncia las Bienaventuranzas”. Por lo tanto, “el mensaje se dirige a los discípulos, pero en el horizonte está la multitud, es decir, toda la humanidad. Es un mensaje para toda la humanidad”.

Además, señaló que el discurso de Jesús en la colina junto al lago de Galilea “remita al Sinaí, donde Dios entrega a Moisés los Diez Mandamientos”.

De esa manera, al igual que Moisés entregó al pueblo la Ley antigua, “Jesús comienza a enseñar una nueva Ley. Esos nuevos Mandamientos son mucho más que unas normas. De hecho, Jesús, no impone nada, sino que desvela el camino hacia la felicidad”.

“Cada una de las Bienaventuranzas se compone de tres partes. En primer lugar, está siempre la palabra ‘Bienaventurados”, luego viene la situación en que se encuentran esos bienaventurados: la pobreza de espíritu, la aflicción, el hambre y sed de justicia, y así hasta llegar, finalmente, al motivo de esa bienaventuranza, introducido con la conjugación ‘porque’”.

Invitó a poner la atención al hecho de que “el motivo de las bienaventuranzas no es la situación actual, no, sino la nueva condición que los bienaventurados reciben como regalo de Dios porque de ellos es el Reino de los cielos, porque serán consolados, porque heredarán la tierra”.

En el tercer elemento, “que es precisamente el motivo de la felicidad, Jesús emplea el futuro pasivo: serán consolados, heredarán la tierra, serán saciados, serán personados, serán llamados hijos de Dios…”.

Pero, “¿qué quiere decir la palabra bienaventurado? ¿Por qué cada una de las bienaventuranzas comienza con la palabra ‘bienaventurado’?”.

“El término original no se refiere a uno que tenga el estómago lleno, o que se lo pase bien, sino q una persona que se encuentra en condición de gracia, que progresa en la gracia de Dios y que progresa en el camino hacia Dios: la paciencia, la pobreza, el servicio a los demás, el consuelo. Aquellos que progresen en estas cosas son felices y serán bienaventurados”.

El Papa Francisco concluyó haciendo hincapié en que “las Bienaventuranzas nos llevan a la alegría. Siempre. Son el camino para alcanzar la alegría”.

domingo, 26 de enero de 2020

EL PAPA FRANCISCO INVITA A LEER TODOS LOS DÍAS UN FRAGMENTO DE LA BIBLIA


El Papa invita a leer todos los días un fragmento de la Biblia
Redacción ACI Prensa
 Foto: Daniel Ibañez / ACI Prensa



El Papa Francisco invitó a los cristianos a leer todos los días un versículo de la Biblia: “Comencemos por el Evangelio; mantengámoslo abierto en casa, en la mesita de noche, llevémoslo en nuestro bolsillo, veámoslo en la pantalla del teléfono, dejemos que nos inspire diariamente”.

El Santo Padre se expresó así durante la Misa celebrada este domingo 26 de enero en la Basílica de San Pedro del Vaticano la Misa por la primera Jornada de la Palabra de Dios, instituida mediante el Motu Proprio Aperuit Illis del 30 de septiembre de 2019.

El Pontífice explicó que, de esa manera, “descubriremos que Dios está cerca de nosotros, que ilumina nuestra oscuridad, que nos guía con amor a lo largo de nuestra vida”. En definitiva, pidió que se haga espacio “a la Palabra de Dios”.

En su homilía, el Papa Francisco reflexionó sobre los orígenes de la predicación de la Palabra.


Señaló que la predicación de Jesús comenzó “con una frase muy simple: ‘Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos’. Esta es la base de todos sus discursos: Nos dice que el reino de los cielos está cerca”.

Ahora bien, ¿qué es el reino de los cielos? ¿Y qué significa que esté cerca?, planteó Francisco.

“Por reino de los cielos se entiende el reino de Dios, es decir su forma de reinar, de estar ante nosotros”. A continuación, Jesús dice que ese reino está cerca, “que Dios está cerca”. Es precisamente ahí donde radica la novedad del mensaje: “Dios no está lejos, el que habita los cielos descendió a la tierra, se hizo hombre. Eliminó las barreras, canceló las distancias. No lo merecíamos: Él vino a nosotros, vino a nuestro encuentro”.

Se trata de “un mensaje de alegría”, aseguró el Papa. “Dios asumió nuestra humanidad porque nos ama y libremente quiere darnos esa salvación que nosotros solos no podemos darnos”.

Por otro lado, el Santo Padre llamó la atención sobre el origen de la predicación de Jesús. No se fue al atrio del Templo de Jerusalén, no a los palacios, sino que comenzó a predicar “en las regiones que entonces se consideraban ‘oscuras’”.

Galilea era una de esas regiones oscuras, y de hecho era conocida como “Galilea de los gentiles”, es decir, “la región donde Jesús inició a predicar se llamaba así porque estaba habitada por diferentes personas y era una verdadera mezcla de pueblos, idiomas y culturas”.

Por lo tanto, “no era el lugar donde se encontraba la pureza religiosa del pueblo elegido”.

Sin embargo, “Jesús comenzó desde allí: no desde el atrio del templo en Jerusalén, sino desde el lado opuesto del país, desde la Galilea de los gentiles, desde un lugar fronterizo, desde una periferia”.

Dentro de esa lógica, Jesús tampoco empezó a predicar a los expertos en las escrituras, a los intelectuales o a los poderosos, sino que “los primeros destinatarios de la llamada fueron pescadores; no personas cuidadosamente seleccionadas en base a sus habilidades, ni hombres piadosos que estaban en el templo rezando, sino personas comunes y corrientes que trabajaban”.

“En medio de tantas palabras diarias, necesitamos escuchar esa Palabra que no nos habla de cosas, sino de vida”, concluyó el Papa Francisco.

viernes, 5 de enero de 2018

INTENCIONES DE ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO PARA LOS 12 MESES DEL AÑO 2018


Estas son las intenciones de oración del Papa Francisco para los 12 meses de 2018
Crédito: © L'Osservatore Romano / ACI Prensa






La Red Mundial de Oración del Papa anunció cuáles serán las intenciones del Santo Padre Francisco para los 12 meses de 2018. Del mismo modo que en 2017, solo habrá una intención de oración para cada mes.

Enero

La intención de oración es por la evangelización de las minorías religiosas en Asia, “para que, en los países asiáticos, los cristianos, como también las otras minorías religiosas, puedan vivir su fe con toda libertad”.

Febrero

En febrero, el Papa Francisco pide rezar en todo el mundo para frenar la corrupción: “Para que aquellos que tienen un poder material, político o espiritual no se dejen dominar por la corrupción”.

Marzo

El Santo Padre pide orar en marzo por la formación en el discernimiento espiritual, “para que toda la Iglesia reconozca la urgencia de la formación en el discernimiento espiritual, en el plano personal y comunitario.


Abril

Para abril, el Papa tiene una intención de oración universal por aquellos que tienen una responsabilidad en la economía, “para que los responsables del pensamiento y de la gestión de la economía tengan el coraje de refutar una economía de la exclusión y sepan abrir nuevos caminos o rutas”.

Mayo

En mayo, Francisco alienta a rezar por “la misión de los laicos”, para que estos fieles “cumplan su misión específica poniendo su creatividad al servicio de los desafíos del mundo actual”.

Junio

En junio la intención de oración del Santo Padre está dedicada a las redes sociales, para que estas “favorezcan la solidaridad y el respeto del otro en sus diferencias”.

Julio

El Papa pide orar en julio por los sacerdotes en su misión pastoral, por aquellos “que viven con fatiga y en la soledad el trabajo pastoral se sientan confortados con la ayuda de la amistad con el Señor y con los hermanos”.

Agosto

Para agosto, Francisco presenta una intención de oración universal por el “tesoro” de la familia, “para que las grandes opciones económicas y políticas protejan la familia como el tesoro de la humanidad”.

Septiembre


En septiembre, la intención de oración del Papa es “para que los jóvenes del continente africano tengan acceso a la educación y al trabajo en sus propios países”.

Octubre

El Pontífice pide orar por la misión de los consagrados y las consagradas, para que “despierten su fervor misionero y estén presentes entre los pobres, los marginados y con los que no tienen voz”.

Noviembre

Para noviembre, Francisco pide rezar por la paz, “para que el lenguaje del corazón y del diálogo prevalezca siempre sobre el lenguaje de las armas”.

Diciembre

En diciembre de 2018 el Papa pedirá por el servicio de la transmisión de la fe, “para que las personas dedicadas al servicio de la trasmisión de la fe encuentren un lenguaje adaptado al presente, en diálogo con la cultura”.