miércoles, 3 de mayo de 2017

NOVENA A LA VIRGEN DE FÁTIMA, DEL 4 AL 12 DE MAYO




Primer Día de la Novena a la Virgen de Fátima


Ofrecimiento para todos los días

¡Oh Dios mío! Yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.

¡Oh santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo! Yo os adoro profundamente y os ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación de los ultrajes con que El es ofendido; y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón e intercesión del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pecadores.

Oración preparatoria

Oh santísima Virgen María, Reina del Rosario y Madre de misericordia, que te dignaste manifestar en Fátima la ternura de vuestro Inmaculado Corazón trayéndonos mensajes de salvación y de paz. Confiados en vuestra misericordia maternal y agradecidos a las bondades de vuestro amantísimo Corazón, venimos a vuestras plantas para rendiros el tributo de nuestra veneración y amor. Concédenos las gracias que necesitamos para cumplir fielmente vuestro mensaje de amor, y la que os pedimos en esta Novena, si ha de ser para mayor gloria de Dios, honra vuestra y provecho de nuestras almas. Así sea.

Oración de este día

¡Oh santísima Virgen María, Madre de los pobres pecadores!, que apareciendo en Fátima, dejaste transparentar en vuestro rostro celestial una leve sombra de tristeza para indicar el dolor que os causan los pecados de los hombres y que con maternal compasión exhortaste a no afligir más a vuestro Hijo con la culpa y a reparar los pecados con la mortificación y la penitencia. Dadnos la gracia de un sincero dolor de los pecados cometidos y la resolución generosa de reparar con obras de penitencia y mortificación todas las ofensas que se infieren a vuestro Divino Hijo y a vuestro Corazón Inmaculado.

Oración final

¡Oh Dios, cuyo Unigénito, con su vida, muerte y resurrección, nos mereció el premio de la salvación eterna! Os suplicamos nos concedas que, meditando los misterios del santísimo rosario de la bienaventurada Virgen María, imitemos los ejemplos que nos enseñan y alcancemos el premio que prometen. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.


Segundo Día de la Novena a la Virgen de Fátima


Ofrecimiento para todos los días

¡Oh Dios mío! Yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.

¡Oh santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo! Yo os adoro profundamente y os ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación de los ultrajes con que El es ofendido; y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón e intercesión del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pecadores.

Oración preparatoria

Oh santísima Virgen María, Reina del Rosario y Madre de misericordia, que te dignaste manifestar en Fátima la ternura de vuestro Inmaculado Corazón trayéndonos mensajes de salvación y de paz. Confiados en vuestra misericordia maternal y agradecidos a las bondades de vuestro amantísimo Corazón, venimos a vuestras plantas para rendiros el tributo de nuestra veneración y amor. Concédenos las gracias que necesitamos para cumplir fielmente vuestro mensaje de amor, y la que os pedimos en esta Novena, si ha de ser para mayor gloria de Dios, honra vuestra y provecho de nuestras almas. Así sea.

Oración de este día

¡Oh santísima Virgen María, Madre de la divina gracia, que vestida de nívea blancura te apareciste a unos pastorcitos sencillos e inocentes, enseñándonos así cuánto debemos amar y procurar la inocencia del alma, y que pediste por medio de ellos la enmienda de las costumbres y la santidad de una vida cristiana perfecta. Concédenos misericordiosamente la gracia de saber apreciar la dignidad de nuestra condición de cristianos y de llevar una vida en todo conforme a las promesas bautismales. 

Oración final

¡Oh Dios, cuyo Unigénito, con su vida, muerte y resurrección, nos mereció el premio de la salvación eterna! Os suplicamos nos concedas que, meditando los misterios del santísimo rosario de la bienaventurada Virgen María, imitemos los ejemplos que nos enseñan y alcancemos el premio que prometen. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.




Tercer Día de la Novena a la Virgen de Fátima


Ofrecimiento para todos los días

¡Oh Dios mío! Yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.

¡Oh santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo! Yo os adoro profundamente y os ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación de los ultrajes con que El es ofendido; y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón e intercesión del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pecadores.

Oración preparatoria

Oh santísima Virgen María, Reina del Rosario y Madre de misericordia, que te dignaste manifestar en Fátima la ternura de vuestro Inmaculado Corazón trayéndonos mensajes de salvación y de paz. Confiados en vuestra misericordia maternal y agradecidos a las bondades de vuestro amantísimo Corazón, venimos a vuestras plantas para rendiros el tributo de nuestra veneración y amor. Concédenos las gracias que necesitamos para cumplir fielmente vuestro mensaje de amor, y la que os pedimos en esta Novena, si ha de ser para mayor gloria de Dios, honra vuestra y provecho de nuestras almas. Así sea.

Oración de este día

¡Oh santísima Virgen María, vaso insigne de devoción!, que te apareciste en Fátima teniendo pendiente de vuestras manos el santo Rosario, y que insistentemente repetías: «Orad, orad mucho», para alejar por medio de la oración los males que nos amenazan. Concédenos el don y el espíritu de oración, la gracia de ser fieles en el cumplimiento del gran precepto de orar, haciéndolo todos los días, para así poder observar bien los santos mandamientos, vencer las tentaciones y llegar al conocimiento y amor de Jesucristo en esta vida y a la unión feliz con Él en la otra.

Oración final

¡Oh Dios, cuyo Unigénito, con su vida, muerte y resurrección, nos mereció el premio de la salvación eterna! Os suplicamos nos concedas que, meditando los misterios del santísimo rosario de la bienaventurada Virgen María, imitemos los ejemplos que nos enseñan y alcancemos el premio que prometen. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.



Cuarto Día de la Novena a la Virgen de Fátima


Ofrecimiento para todos los días

¡Oh Dios mío! Yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.

¡Oh santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo! Yo os adoro profundamente y os ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación de los ultrajes con que El es ofendido; y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón e intercesión del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pecadores.

Oración preparatoria

Oh santísima Virgen María, Reina del Rosario y Madre de misericordia, que te dignaste manifestar en Fátima la ternura de vuestro Inmaculado Corazón trayéndonos mensajes de salvación y de paz. Confiados en vuestra misericordia maternal y agradecidos a las bondades de vuestro amantísimo Corazón, venimos a vuestras plantas para rendiros el tributo de nuestra veneración y amor. Concédenos las gracias que necesitamos para cumplir fielmente vuestro mensaje de amor, y la que os pedimos en esta Novena, si ha de ser para mayor gloria de Dios, honra vuestra y provecho de nuestras almas. Así sea.

Oración de este día

¡Oh santísima Virgen María, Reina de la Iglesia!, que exhortaste a los pastorcitos de Fátima a rogar por el Papa, e infundiste en sus almas sencillas una gran veneración y amor hacia él, como Vicario de vuestro Hijo y su representante en la tierra. Infunde también a nosotros el espíritu de veneración y docilidad hacia la autoridad del Romano Pontífice, de adhesión inquebrantable a sus enseñanzas, y en él y con él un gran amor y respeto a todos los ministros de la santa Iglesia, por medio de los cuales participamos la vida de la gracia en los sacramentos.

Oración final

¡Oh Dios, cuyo Unigénito, con su vida, muerte y resurrección, nos mereció el premio de la salvación eterna! Os suplicamos nos concedas que, meditando los misterios del santísimo rosario de la bienaventurada Virgen María, imitemos los ejemplos que nos enseñan y alcancemos el premio que prometen. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.





Quinto Día de la Novena a la Virgen de Fátima



Ofrecimiento para todos los días

¡Oh Dios mío! Yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.

¡Oh santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo! Yo os adoro profundamente y os ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación de los ultrajes con que El es ofendido; y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón e intercesión del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pecadores.

Oración preparatoria

Oh santísima Virgen María, Reina del Rosario y Madre de misericordia, que te dignaste manifestar en Fátima la ternura de vuestro Inmaculado Corazón trayéndonos mensajes de salvación y de paz. Confiados en vuestra misericordia maternal y agradecidos a las bondades de vuestro amantísimo Corazón, venimos a vuestras plantas para rendiros el tributo de nuestra veneración y amor. Concédenos las gracias que necesitamos para cumplir fielmente vuestro mensaje de amor, y la que os pedimos en esta Novena, si ha de ser para mayor gloria de Dios, honra vuestra y provecho de nuestras almas. Así sea.

Oración de este día

¡Oh santísima Virgen María, salud de los enfermos y consoladora de los afligidos!, que movida por el ruego de los pastorcitos, obraste ya curaciones en vuestras apariciones en Fátima, y habéis convertido este lugar, santificado por vuestra presencia, en oficina de vuestras misericordias maternales en favor de todos los afligidos. A vuestro Corazón maternal acudimos llenos de filial confianza, mostrando las enfermedades de nuestras almas y las aflicciones y dolencias todas de nuestra vida. Echad sobre ellas una mirada de compasión y remediadlas con la ternura de vuestras manos, para que así podamos serviros y amaros con todo nuestro corazón y con todo nuestro ser.

Oración final

¡Oh Dios, cuyo Unigénito, con su vida, muerte y resurrección, nos mereció el premio de la salvación eterna! Os suplicamos nos concedas que, meditando los misterios del santísimo rosario de la bienaventurada Virgen María, imitemos los ejemplos que nos enseñan y alcancemos el premio que prometen. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.



Sexto Día de la Novena a la Virgen de Fátima



Ofrecimiento para todos los días

¡Oh Dios mío! Yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.

¡Oh santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo! Yo os adoro profundamente y os ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación de los ultrajes con que El es ofendido; y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón e intercesión del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pecadores.

Oración preparatoria

Oh santísima Virgen María, Reina del Rosario y Madre de misericordia, que te dignaste manifestar en Fátima la ternura de vuestro Inmaculado Corazón trayéndonos mensajes de salvación y de paz. Confiados en vuestra misericordia maternal y agradecidos a las bondades de vuestro amantísimo Corazón, venimos a vuestras plantas para rendiros el tributo de nuestra veneración y amor. Concédenos las gracias que necesitamos para cumplir fielmente vuestro mensaje de amor, y la que os pedimos en esta Novena, si ha de ser para mayor gloria de Dios, honra vuestra y provecho de nuestras almas. Así sea.

Oración de este día

¡Oh santísima Virgen María, refugio de los pecadores!, que enseñaste a los pastorcitos de Fátima a rogar incesantemente al Señor para que esos desgraciados no caigan en las penas eternas del infierno, y que manifestaste a uno de los tres que los pecados de la carne son los que más almas arrastran a aquellas terribles llamas. Infundid en nuestras almas un gran horror al pecado y el temor santo de la justicia divina, y al mismo tiempo despertad en ellas la compasión por la suerte de los pobres pecadores y un santo celo para trabajar con nuestras oraciones, ejemplos y palabras por su conversión.

Oración final

¡Oh Dios, cuyo Unigénito, con su vida, muerte y resurrección, nos mereció el premio de la salvación eterna! Os suplicamos nos concedas que, meditando los misterios del santísimo rosario de la bienaventurada Virgen María, imitemos los ejemplos que nos enseñan y alcancemos el premio que prometen. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.





Séptimo Día de la Novena a la Virgen de Fátima



Ofrecimiento para todos los días

¡Oh Dios mío! Yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.

¡Oh santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo! Yo os adoro profundamente y os ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación de los ultrajes con que El es ofendido; y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón e intercesión del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pecadores.

Oración preparatoria

Oh santísima Virgen María, Reina del Rosario y Madre de misericordia, que te dignaste manifestar en Fátima la ternura de vuestro Inmaculado Corazón trayéndonos mensajes de salvación y de paz. Confiados en vuestra misericordia maternal y agradecidos a las bondades de vuestro amantísimo Corazón, venimos a vuestras plantas para rendiros el tributo de nuestra veneración y amor. Concédenos las gracias que necesitamos para cumplir fielmente vuestro mensaje de amor, y la que os pedimos en esta Novena, si ha de ser para mayor gloria de Dios, honra vuestra y provecho de nuestras almas. Así sea.

Oración de este día

¡Oh santísima Virgen María, Reina del purgatorio!, que enseñaste a los pastorcitos de Fátima a rogar a Dios por las almas del purgatorio, especialmente por las más abandonadas. Encomendamos a la inagotable ternura de vuestro maternal Corazón todas las almas que padecen en aquel lugar de purificación, en particular las de todos nuestros allegados y familiares y las más abandonadas y necesitadas; alíviales sus penas y llévalas pronto a la región de la luz y de la paz, para cantar allí perpetuamente vuestras misericordias.

Oración final

¡Oh Dios, cuyo Unigénito, con su vida, muerte y resurrección, nos mereció el premio de la salvación eterna! Os suplicamos nos concedas que, meditando los misterios del santísimo rosario de la bienaventurada Virgen María, imitemos los ejemplos que nos enseñan y alcancemos el premio que prometen. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.




Octavo Día de la Novena a la Virgen de Fátima


Ofrecimiento para todos los días

¡Oh Dios mío! Yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.

¡Oh santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo! Yo os adoro profundamente y os ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación de los ultrajes con que El es ofendido; y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón e intercesión del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pecadores.

Oración preparatoria

Oh santísima Virgen María, Reina del Rosario y Madre de misericordia, que te dignaste manifestar en Fátima la ternura de vuestro Inmaculado Corazón trayéndonos mensajes de salvación y de paz. Confiados en vuestra misericordia maternal y agradecidos a las bondades de vuestro amantísimo Corazón, venimos a vuestras plantas para rendiros el tributo de nuestra veneración y amor. Concédenos las gracias que necesitamos para cumplir fielmente vuestro mensaje de amor, y la que os pedimos en esta Novena, si ha de ser para mayor gloria de Dios, honra vuestra y provecho de nuestras almas. Así sea.

Oración de este día

¡Oh santísima Virgen María!, que en vuestra última aparición te diste a conocer como la Reina del Santísimo Rosario, y en todas ellas recomendaste el rezo de esta devoción como el remedio más seguro y eficaz para todos los males y calamidades que nos afligen, tanto del alma como del cuerpo, así públicas como privadas. Infundid en nuestras almas una profunda estima de los misterios de nuestra Redención que se conmemoran en el rezo del Rosario, para así vivir siempre de sus frutos. Concédenos la gracia de ser siempre fieles a la práctica de rezarlo diariamente para honraros a Vos, acompañando vuestros gozos, dolores y glorias, y así merecer vuestra maternal protección y asistencia en todos los momentos de la vida, pero especialmente en la hora de la muerte.

Oración final

¡Oh Dios, cuyo Unigénito, con su vida, muerte y resurrección, nos mereció el premio de la salvación eterna! Os suplicamos nos concedas que, meditando los misterios del santísimo rosario de la bienaventurada Virgen María, imitemos los ejemplos que nos enseñan y alcancemos el premio que prometen. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.





Noveno Día de la Novena a la Virgen de Fátima



Ofrecimiento para todos los días

¡Oh Dios mío! Yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.

¡Oh santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo! Yo os adoro profundamente y os ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación de los ultrajes con que El es ofendido; y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón e intercesión del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pecadores.

Oración preparatoria

Oh santísima Virgen María, Reina del Rosario y Madre de misericordia, que te dignaste manifestar en Fátima la ternura de vuestro Inmaculado Corazón trayéndonos mensajes de salvación y de paz. Confiados en vuestra misericordia maternal y agradecidos a las bondades de vuestro amantísimo Corazón, venimos a vuestras plantas para rendiros el tributo de nuestra veneración y amor. Concédenos las gracias que necesitamos para cumplir fielmente vuestro mensaje de amor, y la que os pedimos en esta Novena, si ha de ser para mayor gloria de Dios, honra vuestra y provecho de nuestras almas. Así sea.

Oración de este día

¡Oh santísima Virgen María, Madre nuestra dulcísima!, que escogiste a los pastorcitos de Fátima para mostrar al mundo las ternuras de vuestro Corazón misericordioso, y les propusiste la devoción al mismo como el medio con el cual Dios quiere dar la paz al mundo, como el camino para llevar las almas a Dios, y como una prenda suprema de salvación. Haced, ¡oh Corazón de la más tierna de las madres!, que sepamos comprender vuestro mensaje de amor y de misericordia, que lo abracemos con filial adhesión y que lo practiquemos siempre con fervor; y así sea vuestro Corazón nuestro refugio, nuestro consuelo y el camino que nos conduzca al amor y a la unión con vuestro Hijo Jesús.

Oración final

¡Oh Dios, cuyo Unigénito, con su vida, muerte y resurrección, nos mereció el premio de la salvación eterna! Os suplicamos nos concedas que, meditando los misterios del santísimo rosario de la bienaventurada Virgen María, imitemos los ejemplos que nos enseñan y alcancemos el premio que prometen. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.







MEDITACIONES DIARIAS PARA EL MES DE MAYO, MES DE MARÍA


¿Quieres dedicar un obsequio a la Virgen cada día de mayo?
Pablo Cervera Barranco



Por: Cari Filii | Fuente: Religion en Libertad 



El mes de mayo es, por excelencia, el mes de María y, según recoge Cari Filii News, desde sus primeras horas circula por la Red una "ayuda para vivir más intensamente este mes dedicado a nuestra Madre", destinada a ser practicada "sobre todo en familia", preparada por el sacerdote y teólogo Pablo Cervera Barranco, editor y traductor, entre muchos otros textos, de las Obras Completas de Joseph Ratzinger que prepara la BAC (Biblioteca de Autores Cristianos).

He aquí la forma completa de ofrecer a la Virgen Santísima un obsequio espiritual cada día del mes.





MES DE MARÍA

El mes de mayo es el mes más sonriente del año. La sonrisa de María, Madre de Jesús y Madre nuestra, serena los rostros pensativos y eleva a visiones de bondad, de misericordia y de confianza los ánimos oprimidos, desconfiados y cansados. 
San Juan XXIII.


Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro.

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición: Señor mío, Jesucristo…

Invocación inicial ¡Virgen de las gracias! Haz que continúe tu protección sobre todos los hijos de la Iglesia universal que, por la gracia del Espíritu Santo, son todos hermanos. La vida de aquí abajo no está exenta de sacrificios y de cruces. Pero mirándote a ti, todo se vuelve leve y ligero. Amén.

Peticiones
Que tu Madre, refugio de pecadores, interceda por nosotros, para que obtengamos el perdón de nuestros pecados. Ave María.
Tú, que hiciste a tu Madre llena de gracia, concede la abundancia de tu gracia a todos los hombres. Ave María.
Tú, que quisiste nacer de María Virgen para ser hermano nuestro, haz que todos los hombres nos amemos fraternalmente. Ave María.

Con flores a María
En este momento, según el día del mes, se ofrece a María uno de los obsequios espirituales que se proponen más adelante.

Oraciones finales

Oración de san Bernardo
Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que ha acudido a vos, implorando vuestra asistencia y reclamando vuestro auxilio, haya sido abandonado de vos. Animado con esta confianza, a vos también acudo, oh Virgen, Madre de las vírgenes, y, aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana. No desechéis, oh purísima Madre de Dios, mis humildes súplicas; antes bien, escuchadlas favorablemente. Así sea.

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa, Virgen sagrada, María, te ofrezco en este día alma, vida y corazón; mírame con compasión; no me dejes, Madre mía.

Regina Coeli
Reina del cielo, alégrate, aleluya, porque el que mereciste llevar en tu seno, aleluya, ha resucitado, según su palabra, aleluya. Ruega por nosotros a Dios, aleluya. Gózate y alégrate, Virgen María, aleluya. Porque verdaderamente ha resucitado el Señor, aleluya.

Oración
Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos por intercesión de su Madre, la Virgen María, alcanzar el gozo de la vida eterna. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.


CON FLORES A MARÍA
(Obsequios espirituales a la Santísima Virgen María)



Día 1: María, Madre, tú, la siempre ocupada en el servicio de tu casa, ilumina con tu sonrisa nuestro trabajo. Préstame tu sonrisa.
Te ofrezco: tratar de sonreír a todos.

Día 2: María, Madre, tú que sabías de la angustia económica de una familia pobre: enséñame a amar la pobreza; enséñame a desprenderme para ayudar a los pobres.
Te ofrezco: dar alguna limosna.


Día 3: María, Madre, tú que te olvidabas de ti para atender a los demás: enséñame a no estar siempre dándome vueltas a mí y a mis cosas, y dejar de lado mis pequeños desánimos que hacen la vida desagradable a los demás.
Te ofrezco: vivir hoy más pendiente de ti repitiéndote alguna jaculatoria.


Día 4: María, Madre, la siempre disponible para que Dios se sirviera de ti: enséñame a no quejarme y a estar disponible.
Te ofrezco: no quejarme durante el día de hoy.


Día 5: María, Madre, la de las horas de silencio en casa; la del pensamiento siempre lleno de Dios: ayúdame a vivir siempre en tu presencia y en presencia de Dios.
Te ofrezco: vivir hoy en presencia de Dios.



Día 6: María, Madre, que formaste la familia de Nazaret: enséñame a hacer más cariñoso el ambiente familiar.
Te ofrezco: tener algún detalle de cariño con los de mi familia.


Día 7: María, Madre, tú que trabajabas para atender a Jesús y lo recibías contenta cuando llegaba cansado del trabajo: concédeme tener la alegría siempre a punto y ayudar a los cansados.
Te ofrezco: tratar de estar más alegre con los que me rodean.


Día 8: María, Madre siempre atenta para cuidar a José y a Jesús: concédeme atender a todos, el olvido de mí, mi disponibilidad continua y ser servidor de los demás.
Te ofrezco: ser hoy más servicial en mi casa.


Día 9: María, Madre, tú sembrabas confianza en torno a ti, sabías contar con sencillez tus cosas y estabas siempre abierta al diálogo: enséñame a tener más confianza con los que me rodean y a escucharlos con amor e interés. Te ofrezco: tratar de dar conversación a mis familiares.


Día 10: María, Madre, cuando Jesús expuso las ocho bienaventuranzas, no hizo más que fijarse en ti: enséñame a ser manso, a dejarme traer y llevar por la obediencia.
Te ofrezco: cumplir hoy mejor con mis deberes.


Día 11: María, Madre, cuando Jesús expuso las ocho bienaventuranzas, no hizo más que fijarse en ti: enséñame a tener hambre y sed de ser santo.
Te ofrezco: pedirle muchas veces hoy al Señor que me haga santo.


Día 12: María, Madre, cuando Jesús expuso las ocho bienaventuranzas, no hizo más que fijarse en ti: enséñame a ser misericordioso, es decir, a amar a cada uno con sus defectos.
Te ofrezco: ser hoy más comprensivo con los defectos de los que me rodean.


Día 13: María, Madre, cuando Jesús expuso las ocho bienaventuranzas, no hizo más que fijarse en ti: enséñame a ser limpio de corazón.
Te ofrezco: no admitir hoy pensamientos malos de los demás.


Día 14: María, Madre, tú sabías reflexionar y animar, sabías curar las angustias: enséñame la virtud de la prudencia y no dejes que me ahogue en un vaso de agua.
Te ofrezco: tener hoy pensamientos positivos y de esperanza.


Día 15: María, Madre, cuando Jesús expuso las ocho bienaventuranzas, no hizo más que fijarse en ti: enséñame a llorar con los que lloran, a vivir las alegrías y sufrimientos de los demás como si fueran míos.
Te ofrezco: ayudar a alguien que esté sufriendo.


Día 16: María, Madre, tú eras audaz, emprendedora, confiada plenamente en el Espíritu que te acompañó a lo largo de tu vida: enséñame a desconfiar de mí mismo y a poner mi esperanza en el Poderoso que quiere hacer obras grandes en mí.
Te ofrezco: encomendarme al Señor antes de cada actividad que haga hoy.


Día 17: María, Madre, préstame tus ojos para mirar con cariño a todos.
Te ofrezco: rezar por los que me caen mal.


Día 18: María, Madre: ayúdame a no desanimar a nadie con mis amarguras y a no alejar a nadie con mis críticas.
Te ofrezco: dar gracias a Dios por cada cosa que viva o que me ocurra.


Día 19: María, Madre, en cuya casa todos servíais a todos sin dar espacio a la pereza: ayúdame a cumplir con mi deber sin exigencias ni malos humores.
Te ofrezco: ayudar más en casa.


Día 20: María, Madre, que guardabas la Palabra del Señor en tu corazón, ayúdame a comprender la Escritura y a guardarla en mi corazón.
Te ofrezco: leer un párrafo del Evangelio y meditarlo.


Día 21: María, Madre, que conoces mis pensamientos: haz que no sean nunca de venganza, ni de envidia, ni de darme vueltas a mí mismo.
Te ofrezco: tratar de vivir en presencia de Dios.



Día 22: Como decía san Luis Mª Grignon de Monfort: «Cuando María ha echado raíces en un alma, produce allí maravillas de gracia».
Te ofrezco: consagrarme a ti durante el día.


Día 23: Como decía san Luis Mª Grignon de Monfort: «Cuando el Espíritu Santo, su Esposo, encuentra a María en un alma, vuela allá, entra en ella de lleno y se le comunica abundantemente».
Te ofrezco: repetir durante el día la jaculatoria: «Ven, Espíritu Santo».


Día 24: Como decía san Luis Mª Grignon de Monfort: «Si tengo a Jesús es gracias a María».
Te ofrezco: dar gracias durante el día por el don de la fe.



Día 25: María, Madre consciente de tu pobreza porque sabías que todo es don de Dios: enséñame a ser humilde. Humildad no es negar los dones recibidos, sino afirmar que todo lo recibimos de Alguien que nos ama, y que por ello nos confía grandes empresas.
Te ofrezco: repetir durante el día la petición de san Ignacio en sus Ejercicios: «Te pido el conocimiento interno de tanto bien recibido, para que, reconociéndolo yo enteramente, quiera en todo amar y servir a Su Divina Majestad».


Día 26: María, Madre, que no te quedaste con la alabanza de tu prima Isabel, sino que la referiste a quien correspondía en verdad, diciendo: «El Señor hizo en mí maravillas»; enséñame a reconocer la mano de Dios en todo y a darle gracias por todo.
Te ofrezco: repetir durante el día esta jaculatoria de la beata Maravillas de Jesús: «Lo que Dios quiera, como Dios quiera, cuando Dios quiera».


Día 27: La consagración de la familia a la Virgen es una promesa de amor en la que se le ofrece a Jesús todo lo que la familia es, tiene y hace a través del Corazón Inmaculado de la Virgen María para que, por estos dos Corazones, los miembros de la familia vivan plenamente entregados a la voluntad del Padre. La familia se abandona así en las manos de la Virgen María para que ella ejerza su papel de Madre espiritual, de Mediadora de las gracias, de Abogada y de Reina.
Te ofrezco consagrar hoy mi familia a ti, Virgen María, mediante esta fórmula de Juan Pablo II: «Oh, Santa Virgen María, Madre de Dios y de la Iglesia, a tu Inmaculado Corazón consagramos nuestras familias. Con tu ayuda, nos encomendamos y nos consagramos al Divino Corazón de Jesús y así estaremos contigo y con Jesús en el Espíritu Santo, siempre y totalmente consagrados a la voluntad del Padre celestial».


Día 28: Tú, que eres Mediadora de las gracias, sé el canal seguro por el cual nosotros recibamos las gracias de conversión, de luz, de discernimiento, de fidelidad, de sabiduría, de santidad y de unión que provienen del Corazón de Cristo.
Te ofrezco: rezar el Rosario para pedir por las personas que se han encomendado a mi oración.


Día 29: Tú, que eres Intercesora ante tu Hijo, mantén siempre tu mirada misericordiosa sobre cada uno de los miembros de esta familia y, ya que no percibimos nuestras propias necesidades, acércate a tu Hijo implorando, como en Caná, el milagro del vino que nos falta.
Te ofrezco: rezar un Avemaría por cada persona de mi familia.



Día 30: Tú, que eres Maestra de las almas, enséñanos a ser dóciles como tú para acoger con obediencia y agradecimiento toda la verdad que nos enseña tu Hijo a través de la Iglesia y su Magisterio.
Te ofrezco: rezar el credo para pedir a Dios el don de la fe y la fidelidad a lo que la Iglesia enseña.


Día 31: Tú, que eres Corredentora, guarda a esta familia en la fidelidad a la cruz. Que en los momentos de sufrimiento no busquemos nuestro propio bienestar, sino acompañar al que sufre. Que en los momentos de aridez y desolación nos mantengamos fieles al compromiso adquirido ante Dios y que sepamos vivir los sacrificios y luchas en unión con tu Hijo crucificado.
Te ofrezco: renovar la consagración de nuestra familia a ti, como hicimos el día 27, repitiendo la fórmula del papa Juan Pablo II.