jueves, 25 de octubre de 2018

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 25 OCTUBRE


Los Cinco Minutos de María
 25 de Octubre



Si quieres encontrar un camino fácil, seguro y rápido para llegar a la santidad, te digo que no hallarás otro mejor que la devoción a la Virgen Santísima.

Te lo he repetido varias veces a lo largo de los meses ya pasados y lo hago de un modo consciente, porque sé la capital importancia que esto tiene.

No lo dudes; nadie como María te llevará a Jesús y por Jesús al Padre celestial; nadie como ella te apartará del pecado y te hará practicar las virtudes del Evangelio; nadie como ella te llenará del Espíritu Santo.

Nuestra Señora de la Liberación contribuyó con su hijo a que fuéramos liberados de la horrenda noche que sobre nosotros pesaba.


* P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 24 OCTUBRE


Los cinco minutos de María
Octubre 24



San Antonio María Claret fue el apóstol de la Virgen, difundiendo por todas partes la devoción al Inmaculado Corazón de María; fue también el apóstol del santo Rosario por expresa voluntad de la Santísima Virgen, que le reveló que lo había elegido a él para que fuera el Domingo de Guzmán de su siglo, propagando la devoción del santo Rosario.

La jaculatoria que más repetía san Antonio María Claret era ésta: “Dulce Corazón de María, sé la salvación mía”.
Nuestra Señora del Rosario, guarda nuestro corazón en tu Corazón, porque lo que tú guardas bien guardado está.


* P. Alfonso Milagro

martes, 23 de octubre de 2018

QUINCE MINUTOS ANTE EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Quince minutos ante el Sagrado Corazón


Hijo mío, Yo vine a la tierra para hacer la voluntad de Aquél que me envió. Sabía cuántos insultos, dolores, desprecios y tormentos me estaban reservados, y sin embargo, no vacilé en abrazar la voluntad de mi Padre. Todo esto era bien poco en comparación de la amargura que experimentaba mi Corazón al pensar en la ingratitud de los hombres que, ciegos y deslumbrados los unos con el amor de los placeres y el brillo de las riquezas, y dormidos los otros sobre los papeles de sus negocios, los primeros no han querido verme, y los otros apenas se despiertan, o se despiertan   tan tarde que hacen inútiles mis enseñanzas y la vida que di por ellos. ¡Oh ingratitud incomprensible! Tú también hijo mío te apartas de mí. ¿Por qué corres tras de lo que no has de conseguir? ¿Por qué te precipitas en las fuentes cenagosas que no apagan la sed? ¿Por qué no escuchas mi voz, cuando te llamo como el padre más cariñoso, como el amigo más fiel? En mi Corazón y en el de mi Purísima Madre, que también lo es tuya, encontrarás el manantial que nunca se agota. Te ofrezco dulzuras incomparables y tú prefieres el acíbar que produce el remordimiento, a cambio de un momento de placer. Buscas una dicha ficticia y engañosa, y a pesar del afán con que la buscas, tienes que confesar que no la encuentras. ¿Sabes por qué? Porque has despreciado la Ley que yo te di, y te has desviado de la senda que yo te tracé. Si alguna vez me sigues, tu paso es tan inseguro que el menor obstáculo te hace retroceder.

¡Oh dulcísimo Corazón! Ya que dijistes: Qui fecerit voluntatem Patris mei, ipse meus frater est, yo quiero ser tu hermano.

Y para que yo pueda llevar con propiedad este título deliciosísimo que me da tu amor, ayúdame Madre mía, y Tú, Jesús mío, modelos de humildad y obediencia. Yo propongo en adelante conformarme con tu voluntad, Corazón adorable de Jesús.

Y si te dignas darme tribulaciones, te amaré siempre, Corazón pacientísimo.

Si quieres darme alegrías, te amaré siempre, Corazón humildísimo.
Si quieres darme enfermedades y pobreza, te amaré siempre, Corazón modestísimo.

Si quieres que me injurien y calumnien, te amaré siempre, Corazón mansísimo. Si quieres que me ensalcen, te amaré siempre, Corazón perfectísimo.

Y si quieres que me humillen, que mis parientes me nieguen, que los amigos me falten y que la sociedad me abandone, haz que te amé siempre, Corazón santísimo, porque todo lo que no eres Tú, nada es, y no quiero confiar sino en ti, para que pueda morir exclamando:

Cumplí tu voluntad, Jesús divino,
Mientras viví en el mundo cenagoso;
Y hoy, por mi dicha, al fin de este camino
Espero me recibas amoroso.

Amén.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 23 OCTUBRE


Los cinco minutos de María
Octubre 23




Que todas las páginas del libro de tu vida merezcan el visto bueno y la aprobación de la Maestra de la vida.
En cada página escribe un acto de devoción a la Virgen, una oración a ella.

No olvides que, si ella te presenta a Dios, estarás ciertamente salvado; llevando en el libro de tu vida la devoción a María, llevas contigo la mejor garantía de tu eterna salvación.
Nuestra Señora de los pobres, ponemos nuestras vidas en tus manos para que las presentes ante el Señor.


* P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 22 OCTUBRE


Los cinco minutos de María
Octubre 22



Mientras la Virgen María vivió aquí en la tierra asumió sus responsabilidades de madre y de ama de casa. Ella no tuvo quien la hiciera las cosas de la casa; más bien se convirtió ella en servidora de su prima santa Isabel.

Para cumplir con el censo, que era una ley civil, viajó a Belén, la ciudad de sus antepasados, pese a lo avanzado de su estado de gravidez. María no se desentendió de las cosas materiales ni de sus deberes temporales, sino que los cumplió a la perfección. Aun en eso es nuestro modelo.

Nuestra Señora del hogar cristiano, que en todos nuestros hogares se hagan las cosas con amor y se fomente la unión y la paz.




* P. Alfonso Milagro 

domingo, 21 de octubre de 2018

ACUÉRDATE


Acuérdate



Acuérdate,
¡oh piadosísima, Virgen María!,
que jamás se ha oído decir
que ninguno de los que
han acudido a tu protección,
implorando tu auxilio
haya sido abandonado de Ti.

Animado con esta confianza,
a Ti también yo acudo,
y me atrevo a implorarte
a pesar del peso de mis pecados.

¡Oh Madre del Verbo!,
no desatiendas mis súplicas,
antes bien acógelas benignamente. Amén

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 21 OCTUBRE


Los cinco minutos de María
Octubre 21




El Espíritu Santo reveló proféticamente a la Virgen María que ella sería alabada por todas las generaciones a través de los siglos, pero ella no se atribuyó a sí misma el mérito de ese coro de alabanzas, sino que glorificó al Señor, es decir, dio a Dios la alabanza y la gloria que los hombres le habrían de tributar a ella con el correr del tiempo.

Tú también puedes sumarte a ese coro de alabanzas y cantar su gloria con entusiasmo y devoción.

Nuestra Señora del Magníficat, nos unimos a tus sentimientos y recitamos contigo: “Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora” (Lc 1, 46-48).


* P. Alfonso Milagro