viernes, 13 de marzo de 2020

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS,12 DE MARZO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
12 de marzo




Cuando vivimos la fe, prometemos al Señor fidelidad; damos la palabra, nuestra palabra, y es de hombres el cumplir la palabra dada; y, cuando ese hombre, es un cristiano que ha dado su palabra a Dios, ya se comprende con facilidad la gravitación de esa responsabilidad.

Debemos examinar con frecuencia el cumplimiento de nuestra responsabilidad: el Señor nos pedirá cuenta de ella.


P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS,11 DE MARZO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
11 de marzo



La vida de todos nosotros está muyllena de preocupaciones, problemas, ansiedades, cosas que nos hacen salir demasiado de nosotros mismos. Es preciso replantearse las cosas y la respuesta que estamos dando al Señor: ¿estaremos dando al Señor tanto como él espera y exige de nosotros?

Es preciso volver a reactualizar todo, a soplar sobre las brasas, que indudablemente están en nuestro interior, pero quizás algo tapadas  por una capa de ceniza como son el poco tiempo para la meditación diaria, la preocupación por nuevos e inquietantes problemas de distinta especie y a distinto nivel, el no hallar ya un ambiente que nos favorezca, etcétera.


* P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS,10 DE MARZO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
10 de marzo




Nuestra redención depende de Cristo, pero depende, también, en parte, de nosotros mismos; si nosotros rehusamos juntar nuestro dolor con el de Cristo, nos faltará una parte, que por cierto será pequeña, por ser nuestra, pero que es imprescindible por voluntad y expresa determinación de nuestro Señor.

Estamos hablando de dolor; pero .... ¿De qué dolor?

De todo tipo de dolor:

- ya sea físico: una enfermedad...
- ya sea anímico: el desaliento...
- ya sea psíquico: el desequilibrio...
- ya sea espiritual: la aridez...
- ya sea social: la angustia...
- ya sea familiar: la incomprensión...

...en fin, el campo del dolor es notoriamente extenso.


* P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS,9 DE MARZO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
9 de marzo


Los discípulos del Señor en su seguimiento no pueden vivir de manera distinta que su Maestro; y él nos redimió con dolor y quiso asociar al suyo nuestro propio dolor. Así quiso el Padre que colaboráramos con Cristo Redentor.

Pero quizá no caemos en la cuenta de que es eso precisamente lo que en el nivel teológico da sentido a nuestro dolor: el hecho de que Cristo quiera asociar al suyo nuestro dolor, a fin de que también nosotros contribuyamos, primeramente, a nuestra propia redención y, en segundo lugar, a la redención de los demás.


* P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 8 DE MARZO



LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
8 de marzo



La Reconciliación es el Sacramento por el que nos despojamos del hombre viejo.

La Eucaristía es el Sacramento por que nos vestimos del hombre nuevo.

A través del primero trabajamos por desprendernos de nosotros mismos; a través del segundo trabajamos por enriquecernos de Cristo.



* P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS,7 DE MARZO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
7 de marzo




Gracias, también, Señor, por el dolor, que tanto enseña. Por ese dolor que me acerca a ti, siempre y cuando yo sepa descubrirte a ti en el dolor.

Gracias, mi Dios,  por ese dolor que me asemeja a tu Cristo y que, con él y en él  y por él, me convierte  en redentor de mi mismo y de mis hermanos los hombre.


* P. Alfonso Milagro


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 6 DE MARZO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
6 de marzo




En la vida de hogar se presentan no pocas ocasiones en las que el dolor amenaza los espíritus.

El sufrimiento, la cruz, es el medio a través del cual el cristiano trasmite la salvación, tanto a sus hermanos, dentro del Pueblo mesiánico de Dios, como más allá de éste a todos los hombres, en cuanto Cristo, que está presente en toda cruz, obra allí salvíficamente.

Consecuentemente la cruz de cada bautizado es una participación de la cruz de Cristo y por ello el mismo Cristo está obrando salvíficamente en cada cristiano crucificado, en cada paciente, en cada moribundo, en cada enfermo. Por tanto, toda cruz llevada por amor  al Señor, se convierte en una fuente de salvación, sin que podamos decir jamás hasta dónde fluyen las aguas de la salvación.




* P. Alfonso Milagro