Con sencillez y confianza
La oración humilde y confiada conmueve el corazón de Dios. A nosotros también nos enternecen los niños cuando con encantadora espontaneidad nos piden que les ayudemos a hacer un dibujo, a atarles los cordones de los zapatitos, etc., y no podemos negarnos. Su actitud nos impulsa a prestarles cualquier servicio. Esto sucedió a la niñita Romina.
Romina, niñita muy buena, pero muy pobre, iba a un colegio de Hermanas. Un día oyeron las compañeritas que al rezar el padrenuestro, decía: “Danos hoy nuestro pan de cada día… con manteca”, y se echaron a reír, y fueron a contarlo a la Hermana. Explicó la niña que, como su madre había quedado viuda con seis hijos, suprimió la manteca. Pero ella no se resignaba; y por eso, pedía el pan… con manteca. La religiosa le dijo que continuara pidiéndolo, pero en voz baja, para no provocar risas. Dios oyó la oración de Romina. Una niña contó a su madre lo ocurrido en el colegio. Ésta averiguó la dirección de la mamá de Romina, y ordenó a su empleada que cada día dejara un paquete de manteca en su casa. Cuando lo vio, Romina dijo muy contenta: “Mamá, aquí tienes la manteca que le pedí a Dios”
Pide al Señor con insistencia que esa sencillez y confianza de los pequeños, vaya modelando tu vida para poder ver ese divino rostro que sólo se revelará a los puros de corazón.
* Enviado por el P. Natalio
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