Comparte tus dones
Existe una inmensa alegría en poder alegrar a otros a pesar de nuestra propia situación. La aflicción compartida disminuye la tristeza, pero cuando la alegría es compartida, se duplica. Si deseas sentirte feliz y realizado, basta compartir tus bendiciones, especialmente ésas que no se pueden comprar con dinero.
Si tienes un regalo, no lo ocultes. Si tienes una canción, cántala. Si tienes talento, ejercítalo. Si tienes amor, bríndalo. Si tienes tristeza, sopórtala. Si tienes felicidad, compártela. Si tienes religión, vive y obra según ella. Si tienes una oración, dila a los cielos. Si tienes una palabra dulce, no la retengas. Porque: todos tenemos regalos que podemos dar. Todos tenemos canciones que podemos cantar. Todos tenemos palabras melodiosas que podemos decir. Todos tenemos plegarias que podemos orar. Todos tenemos amor y alegría que podemos dar. Todos tenemos una vida feliz por vivir. Repartamos por el mundo lo que Dios nos dio para compartirlo generosamente.
Antes de buscar el beneficio personal, pregúntate, ¿qué puedo compartir hoy? En lugar de querer poseer empezarás a donar, guiado por el deseo de ayudar a satisfacer las necesidades de los otros. Cada uno tiene algo para compartir. Dinero, talento, tiempo o una simple oración. La generosidad nos pone en sintonía con nuestra semejanza divina. Ánimo, inténtalo.
* Enviado por el P. Natalio
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