lunes, 10 de febrero de 2020

¿CÓMO TOCAR EL CORAZÓN DE DIOS CON LA ORACIÓN?


¿Cómo tocar el corazón de Dios con la oración?
En la oración nos presentamos conscientes de nuestra debilidad, pero a la vez llenos de fe en el poder de Dios


Por: P. Guillermo Serra, .L.C. | Fuente: La-oracion.com




La oración es acercarse a Jesús con humildad y tocarlo desde la fe. La oración llena de fe es "la debilidad" de Dios y la fuerza del hombre. Jesús no se resiste a hacer milagros cuando percibe una gran fe. No basta con tocar a Jesús, sino tocarlo con fe y experimentar cómo muchas virtudes, gracias, salen de Él para curar nuestro corazón y cuerpo.

"Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, y que no había podido ser curada por nadie, se acercó por detrás y tocó la orla de su manto, y al punto se le paró el flujo de sangre. Jesús dijo: «¿Quién me ha tocado?» Como todos negasen, dijo Pedro: «Maestro, las gentes te aprietan y te oprimen». Pero Jesús dijo: «Alguien me ha tocado, porque he sentido que una fuerza ha salido de mí». Viéndose descubierta la mujer, se acercó temblorosa, y postrándose ante él, contó delante de todo el pueblo por qué razón le había tocado, y cómo al punto había sido curada. Él le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz". (Lucas 8,43-48)

Nuestra propia enfermedad debe ser presentada con fe y esperanza
La mujer hemorroisa sufría desde hacía 12 años esta enfermedad. No había encontrado remedio, se había gastado todo en doctores. Sólo le quedaba una esperanza, ese Jesús del que toda la gente hablaba. Debido a su enfermedad era impura y todo lo que tocase automáticamente se convertía en impuro. Vivía en una soledad total, separada de la sociedad, de su familia, 12 años queriendo "volver a vivir". Esta soledad, necesidad de vivir, de ser alguien, hizo que sin temor se acercase a Jesús. Percibía en Él alguien que podría devolverle la vida, que podría dar sentido a esta enfermedad y poder ser curada.

En la oración nos presentamos también enfermos, débiles, con temores, resistencias, profundas heridas que todavía sangran. Con facilidad buscamos en el mundo diversos “doctores” que nos puedan curar, distracciones, pasatiempos que en el fondo nos dejan igual y nos vamos desgastando. En la oración nos presentamos conscientes de esta debilidad, pero a la vez llenos de fe porque estamos ante el único que nos puede curar de raíz, el que puede devolvernos la vida, dar un sentido profundo y nuevo a nuestra existencia, a nuestra soledad. Este acto de fe y confianza son los pasos necesarios para llegar hasta el Maestro: "Creo en ti Señor, espero en tu amor, confío en ti, quiero amarte para vivir". Presentamos nuestra vida ante Él, nuestra debilidad, enfermedad, con fe y confianza para que Él nos cure.

Acercarse a Jesús con humildad, con la mirada siempre fija en su Amor y ternura
Con gran fe, se acercó a Jesús por detrás, y con delicadeza, consciente de su impureza, se atrevió a tocarle con fe la orla de su manto.

Cuando hay fe y amor, la oración se convierte en un buscar el bien de la otra Persona: acogerle, cuidarlo, amarlo. Esto es lo que hace la hemorroisa. No piensa en sí misma. No quiere "molestar" al Señor: con humildad se acerca por detrás y busca tocar tan sólo el borde de su manto. Esto sería suficiente. La fe no busca evidencia, no quiere tocar a toda costa, palpar como lo hizo Santo Tomás. Basta con un detalle, un gesto cercano y tierno. Es un decirle a Jesús: "no te quiero molestar, sé que me amas y con tocarte el borde del manto, te darás cuenta que te necesito, que estoy aquí, que te amo y que quiero poderte abrazar… pero soy impura, mi alma es impura, necesito que tu amor me purifique y me haga digna de Ti".

Así la hemorroisa buscando el bien de Jesús, el no "hacerle" impuro, logra su propio bien. La oración es buscar al otro para encontrarse con el otro. Es dejarse encontrar buscando. Es rozar su Corazón para encontrase dentro de él.

La fe mueve el Corazón de Jesús y fija su mirada en la humildad
La mujer queda curada al instante. Jesús no espera a que la mujer le diga qué necesita. Así es el Buen Pastor, conoce a sus ovejas, nos conoce y sabe lo que necesitamos incluso antes de que se lo pidamos. Por eso, muchas veces la oración es ponerse en su presencia, quizás experimentando un silencio que no es indiferencia por parte de Jesús, sino un querer expresar ternura, contemplar a su creatura tan amada y admirarla con amor.

Jesús estaba siendo oprimido por la multitud, sin embargo, sintió que una virtud salía de Él y gritó: « ¿Quién me ha tocado? » Los discípulos, asombrados, no entienden esta pregunta. Decenas de personas están agolpadas, se empujan y estrujan a Jesús y sólo una "le ha tocado", aquella que apenas ha rozado el borde de su manto.

Aquí Jesús nos dice con claridad que tocarle es amarle, es tener la humildad de confiar en Él, de tratarle con ternura y fe. De acercarse a Él como un niño a su Padre y estar, sí, estar junto a Él. Muchos estaban más cerca que la mujer, pero no tenían fe, era quizás más bien curiosidad, rutina.

La oración nunca puede ser curiosidad o rutina. No es una actividad para llenarme de ideas o repetir fórmulas aprendidas de memoria. Esto sería como empujar y estrujar a Jesús, como aquel grupo que lo seguía. No, esta mujer nos enseña que para tocar a Jesús hay que tener fe, hay que acudir con confianza, presentarse con humildad y tener ternura hacia Dios. ¡Ah!, y sobre todo, hay que dejarse querer por el Maestro que nos conoce, nos espera y al instante nos abraza con amor.

Queremos tocarte Jesús. Ayúdanos Señor a tocarte con fe.

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY LUNES 10 DE FEBRERO DE 2020


Lecturas de hoy Lunes de la 5ª Semana del Tiempo Ordinario
Hoy, lunes, 10 de febrero de 2020



Primera lectura
Lectura del primer libro de los Reyes (8,1-7.9-13):

En aquellos días, Salomón convocó a palacio, en Jerusalén, a los ancianos de Israel, a los jefes de tribu y a los cabezas de familia de los israelitas, para trasladar el Arca de la Alianza del Señor desde la Ciudad de David (o sea Sión). Todos los israelitas se congregaron en torno al rey Salomón en el mes de Etanín (el mes séptimo), en la fiesta de los Tabernáculos. Cuando llegaron los ancianos de Israel, los sacerdotes cargaron con el Arca del Señor, y los sacerdotes levitas llevaron la Tienda del Encuentro, más los utensilios del culto que había en la Tienda. El rey Salomón, acompañado de toda la asamblea de Israel reunida con él ante el Arca, sacrificaba una cantidad incalculable de ovejas y bueyes. Los sacerdotes llevaron el Arca de la Alianza del Señor a su sitio, el camarín del templo, al Santísimo, bajo las alas de los querubines, pues los querubines extendían las alas sobre el sitio del Arca y cubrían el Arca y los varales por encima. En el Arca sólo había las dos Tablas de piedra que colocó allí Moisés en el Horeb, cuando el Señor pactó con los israelitas al salir del país de Egipto, y allí se conservan actualmente. Cuando los sacerdotes salieron del Santo, la nube llenó el templo, de forma que los sacerdotes no podían seguir oficiando a causa de la nube, porque la gloria del Señor llenaba el templo. Entonces Salomón dijo: «El Señor quiere habitar en las tinieblas; y yo te he construido un palacio, un sitio donde vivas para siempre».

Palabra de Dios


Salmo
Sal 131, 6-7. 8-10

R/. Levántate, Señor, ven a tu mansión

Oímos que estaba en Éfrata,
la encontramos en el Soto de Jaar:
entremos en su morada,
postrémonos ante el estrado de sus pies. R/.

Levántate, Señor, ven a tu mansión,
ven con el arca de tu poder:
que tus sacerdotes se vistan de gala,
que tus fieles vitoreen.
Por amor a tu siervo David,
no niegues audiencia a tu Ungido. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (6,53-56):

En aquel tiempo, cuando Jesús y sus discípulos terminaron la travesía, tocaron tierra en Genesaret, y atracaron. Apenas desembarcados, algunos lo reconocieron, y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaba los enfermos en camillas. En la aldea o pueblo o caserío donde llegaba, colocaban a los enfermos en la plaza, y le rogaban que les dejase tocar al menos el borde de su manto; y los que lo tocaban se ponían sanos.

Palabra del Señor.




Comentario al Evangelio de hoy lunes, 10 de febrero de 2020
Alejandro Carbajo Olea, cmf


Queridos hermanos, paz y bien.

Comenzamos las reflexiones de esta semana contemplando el arca de la alianza en el templo de Jerusalén, por un lado, y por otro, a Jesús en camino.

El templo de Jerusalén era un lugar de peregrinación, alrededor del cual se reunían los fieles. Un símbolo, el símbolo mucho tiempo esperado. La culminación del éxodo, de la liberación del pueblo de Israel, y la llegada a la tierra prometida. Y depositar en este templo el Arca de la Alianza era el culmen, tan largamente esperado. Ofrendas, sacrificios, bailes, cánticos… Un gran día de fiesta, sin duda.

La superación del templo de Jerusalén, su culminación, fue Jesús. Todo lo que el templo representaba en el Antiguo Testamento, lo encarna Jesús en el Nuevo. Lo vemos en este pasaje evangélico de hoy. Su fama se ha extendido, y todos quieren verlo, y que sane a los enfermos. Se arremolinan a su alrededor. Y Jesús se pone a ello, como siempre, en cuerpo y alma. Basta con tocar el borde de su manto para ser sanado.

Los hebreos reconocían la presencia divina en las Tablas de la Ley, guardadas en el Arca y por ello respetaban el templo y acudían allí a orar. Hoy no necesitamos un lugar concreto para dar gloria a Dios. Gracias a Él, en todas partes podemos encontrarlo. Por supuesto que hay lugares sagrados, las iglesias, las capillas, pero es posible adorarlo en cualquier lugar. Es un buen día para plantearse con qué ánimo y dónde busco a Jesús. ¿Lo busco siempre, en todos los momentos de mi vida, o solo cuando me encuentro mal? ¿Lo veo presente en los acontecimientos de mi vida? ¿Comienzo la jornada en su presencia, con una oración? Que no se nos olvide. Aprovechemos que Dios se encuentra siempre cerca de nosotros.

Que no se nos olvide, por otra parte, que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo. Tenemos que cuidarlo, evitar aquello que nos perjudica, y dar gracias por todo lo que podemos hacer. Hay cosas que nos dañan, y hay otras que nos ayudan. Cada uno sabe lo que es. E, igual que vamos al médico cuando nos duele algo, podemos ir al sacramento de la Reconciliación, si tenemos dolor en el alma.

Hoy celebramos la memoria de santa Escolástica, hermana de san Benito. Aquí puedes leer algo de su vida. Un ejemplo para todos nosotros.

Vuestro hermano en la fe, Alejandro, C.M.F.

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 10 DE FEBRERO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
10 de Febrero



Jesús llevaba una vida ordinaria, acomodándose en su manera externa de proceder al uso de los demás hombres y atrayéndose las simpatías de todos, aun de los publicanos y pecadores, cuyo trato no rehuía, porque había venido a buscarlos para salvarlos. Sin embargo, se interpreta su vida como la de un hombre desordenado en el comer y en el beber.

A Juan, que vivía en la austeridad del desierto, lo tenían por endemoniado y a Cristo, que comía con los pecadores para salvarlos, lo tienen por glotón.

Cuando hay malicia en el corazón, se interpretan maliciosamente todas las cosas y aún a las personas más santas se las juzga mal; esto debe moverte a purificar tu propio corazón, para que no juzgues nunca las acciones de tu prójimo, porque ordinariamente cuando vemos el mal en los demás, no se porque el mal esté en ellos, sino que lo tenemos en nuestros ojos manchados y maleados por la suciedad de nuestro corazón.


* P. Alfonso Milagro

FELIZ SEMANA!!!




domingo, 9 de febrero de 2020

EL PAPA FRANCISCO EXPLICA LOS CRITERIOS PARA SER SAL DE LA TIERRA Y LUZ EN EL MUNDO


El Papa Francisco explica los criterios para ser sal de la tierra y luz en el mundo
POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa
Foto: Vatican Media



El Papa Francisco explicó, durante el rezo del Ángelus de este domingo 9 de febrero, cómo un discípulo de Jesús puede ser “sal de la tierra” y “luz del mundo”. 

El Santo Padre describió estos criterios al reflexionar en el Evangelio dominical de San Mateo en el cual Jesús invita a sus discípulos a ser “sal de la tierra” y “luz del mundo”.

En primer lugar, el Papa señaló que “la sal es el elemento que le da sabor y que conserva y preserva los alimentos de la corrupción. Por lo tanto, el discípulo está llamado a mantener lejos de la sociedad los peligros, los gérmenes corrosivos que contaminan la vida de las personas”.

“Se trata de resistir la degradación moral, el pecado, testimoniando los valores de la honestidad y la fraternidad, sin ceder a las tentaciones mundanas del arribismo, el poder y la riqueza”, advirtió.

Además, el Pontífice destacó que el discípulo es sal cuando “a pesar de los fracasos diarios, porque todos los tenemos, se levanta del polvo de sus errores, comenzando nuevamente con valentía y paciencia, todos los días, para buscar el diálogo y el encuentro con otros”.

“El discípulo es sal cuando no busca el consenso y la aprobación, sino que se esfuerza por ser una presencia humilde y constructiva, en fidelidad a las enseñanzas de Jesús que vino al mundo no para ser servido, sino para servir. ¡Y esta actitud es muy necesaria!”, exclamó el Papa.

En segundo lugar, el Santo Padre recordó que “la luz disipa la oscuridad y permite ver” y agregó que “Jesús es la luz que ha disipado las tinieblas, pero permanecen todavía en el mundo y en las personas”.

Por ello, el Papa dijo que es tarea del cristiano dispersar estas tinieblas para “hacer resplandecer la luz de Cristo y anunciar su Evangelio”. “Es una irradiación que puede derivarse también de nuestras palabras, pero sobre todo debe surgir de nuestras buenas obras”, remarcó.

“Un discípulo y una comunidad cristiana son luz en el mundo cuando dirigen a otros a Dios, ayudando a cada uno a experimentar su bondad y su misericordia”, explicó el Papa.

Asimismo, el discípulo de Jesús es luz “cuando sabe vivir su fe fuera de los espacios reducidos, cuando contribuye a eliminar los prejuicios, a eliminar las calumnias y a permitir que la luz de la verdad entre en las situaciones arruinadas por la hipocresía y la mentira” subrayó Francisco quien precisó “pero no es mi luz, es la luz de Jesús:  somos instrumentos para que la luz de Jesús llegue a todos”.

En esta línea, el Papa dijo que “Jesús nos invita a no tener miedo de vivir en el mundo, incluso si a veces hay condiciones de conflicto y pecado” ya que “ante la violencia, la injusticia, la opresión, el cristiano no puede cerrarse en sí mismo ni esconderse en la seguridad de su propio espacio; incluso la Iglesia no puede cerrarse a sí misma, no puede abandonar su misión de evangelización y de servicio”.

“Jesús, en la última cena, pidió al Padre que no retirara a los discípulos del mundo, que los dejara allí en el mundo, sino que los protegiera del espíritu del mundo”, agregó.

Finalmente, el Santo Padre rezó para que la Virgen María “nos ayude a ser sal y luz en medio a la gente, llevando a todos, con la vida y la palabra, la Buena Noticia del amor de Dios”.

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY DOMINGO 9 DE FEBRERO DE 2020


Lecturas de hoy Domingo 5º del Tiempo Ordinario - Ciclo A
Hoy, domingo, 9 de febrero de 2020


Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (58,7-10):

ESTO dice el Señor:
«Parte tu pan con el hambriento,
hospeda a los pobres sin techo,
cubre a quien ves desnudo
y no te desentiendas de los tuyos.
Entonces surgirá tu luz como la aurora,
enseguida se curarán tus heridas,
ante ti marchará la justicia,
detrás de ti la gloria del Señor.
Entonces clamarás al Señor y te responderá;
pedirás ayuda y te dirá: “Aquí estoy”.
Cuando alejes de ti la opresión,
el dedo acusador y la calumnia,
cuando ofrezcas al hambriento de lo tuyo
y sacies al alma afligida,
brillará tu luz en las tinieblas,
tu oscuridad como el mediodía».

Palabra de Dios


Salmo
Sal 111,4-5.6-7.8a.9

R/. El justo brilla en las tinieblas como una luz

V/. En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos. R/.

V/. Porque jamás vacilará.
El recuerdo del justo será perpetuo.
No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor. R/.

V/. Su corazón está seguro, sin temor.
Reparte limosna a los pobres;
su caridad dura por siempre
y alzará la frente con dignidad. R/.


Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (2,1-5):

YO mismo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y este crucificado.
También yo me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.

Palabra de Dios


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,13-16):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?
No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.
Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.
Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.
Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos».

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy domingo, 9 de febrero de 2020
Fernando Torres cmf


Tu oscuridad se volverá mediodía

      Es hermoso ver como la Escritura se ayuda a sí misma a interpretarse. Todos conocemos las parábolas de Jesús sobre la sal y la luz. Son una llamada a todos sus seguidores a vivir en medio del mundo como los que dan vida y luz, como los que hacen descubrir el verdadero y auténtico saber y sentido de esta vida. Quizá Jesús se daba cuenta ya en su tiempo de la mucha gente que vive sin vivir, sin disfrutar, sin gozar de la vida, que viven en la oscuridad, que no descubren el camino hacia la salvación, la vida y la felicidad que es lo que Jesús nos ofrece.

      Así que los cristianos tenemos que ser la sal y la luz del mundo. Pero, ¿qué significa esto en la práctica? El mismo Evangelio nos da ya una pista: significa hacer “buenas obras” porque así todos darán gloria al Padre que está en el cielo. Pero otra vez nos encontramos con un problema: ¿cuáles son las buenas obras a que se refiere Jesús?

      La primera lectura, tomada del profeta Isaías, nos ayuda a entender el tipo de buenas obras que Dios quiere de nosotros. Es una lectura para leer y releer y no perder ni una coma. Cada palabra es un tesoro que puede ser aplicado perfectamente a nuestra situación actual y a todos los niveles, tanto a las relaciones personales dentro de la familia o con los amigos como a las relaciones en el trabajo, en nuestra ciudad o entre las naciones. “Parte tu pan con el hambriento, hospeda a los pobres sin techo, viste al que va desnudo”. Son mensajes claros, sencillos. No es necesaria ninguna interpretación. También nos dice que hay que “desterrar la opresión, el gesto amenazador y la maledicencia”. Y para completarlo esa especie de ruego: “no te cierres a tu propia carne”. Isaías nos invita a reconocer en el otro, en cualquier otro, no importa lo lejano que viva o que no pertenezca a nuestra religión, nación, cultura, raza o lo que sea, “nuestra propia carne”. 

      Entonces es cuando, como dice Isaías, “romperá nuestra luz como la aurora”, nos “brotará la carne sana” y nuestra “oscuridad se volverá mediodía”. O dicho en palabras de Jesús, seremos la sal del mundo y nuestra luz alumbrará a todos. Pero lo que está claro es que esa luz brotará de dentro de nosotros, de nuestro corazón. Cuando hagamos esas buenas obras, cuando seamos hermanos de nuestros hermanos. Sin distinciones, sin prejuicios. El mensaje de Jesús está ahí. Con toda su simplicidad. No hay que esperar una salvación que venga de fuera. Está en nuestra mano hacer que la luz brote en las tinieblas. Basta con que nos tomemos en serio lo que dice el profeta Isaías y lo llevemos a la práctica en nuestras vidas. 



Para la reflexión

      ¿Qué hacemos para partir nuestro pan con el hambriento, hospedar a los sin techo y vestir al desnudo? ¿Evitamos los gestos amenazadores y la maledicencia? ¿Cómo puede ser nuestra comunidad sal de la tierra y luz del mundo?

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 9 DE FEBRERO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
9 de Febrero



En verdad fue admirable la fe de aquellos hombre que condujeron al paralítico a la presencia de Jesús: no pudiendo llegar a él por la muchedumbre, que se agolpaba a la puerta de la casa, subieron al tejado y por el descolgaron al paralítico en su camilla hasta ponerlo delante de Jesús. Jesús se conmovió y curó al enfermo.

La bondad de Jesús lo mueve no solamente a conceder lo que le piden, que es la salud para el enfermo, sino que también le devuelve la salud de su alma, perdonándole los pecados.

Dios no deja nunca las cosas a medio hacer; ponte tú también delante de Dios, con la misma fe y la misma confianza con que pusieron a aquel enfermo recuperarás la salud de tu alma, alcanzando el perdón de tus pecados.


* P. Alfonso Milagro