16 julio
Jesús perfecciona la ley con su precepto del amor al prójimo amigo o enemigo; el discípulo de Jesús debe amar al enemigo y debe orar por él, descubriendo al hermano hasta en aquel que le molesto y lo persigue.
Hay quienes nunca logran olvidar totalmente las ofensas recibidas y los hay quienes ni se dan por enterados de que se los ofende; los primeros no saben el abc del Evangelio, porque Jesús no sólo dice que perdonemos a los que nos ofenden, sino que también los amemos y les deseemos el bien; y esto, por difícil que parezca y pueda llegar a ser en determinadas circunstancias, es un precepto del Evangelio, un mandato obligatorio del Maestro.
Jesús nos pide que seamos santos, y la santidad consiste en acercarse a Dios, en seguirlo, en pertenecerle consciente y deliberadamente, en imitarlo, en esforzarnos por ser como él es.
P. Alfonso Milagro
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