Los cinco minutos de María - por Alfonso Milagro
30 abril
Cuando el Verbo se encarnó en el purísimo seno de María, el bendito San José ignoraba aquel Misterio realizado por Dios en su esposa.
María amaba entrañablemente a José y, al verlo sufrir por la duda y la ignorancia, ella también sufría intensamente; sin embargo, guardó silencio, no le reveló su secreto, dejó que Dios mismo se lo diera a conocer. Y así sucedió.
Guardar silencio, conservar un secreto, puede en ocasiones resultar heroico, pero necesario. Callar no siempre es fácil, pero en ocasiones resulta muy conveniente.
Madre del Redentor, que estuviste junto a tu Hijo Jesús con tu silencioso dolor al pie de la cruz, enséñanos el valor redentor del dolor vivido en silencio.
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