LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
27 de Febrero
Siempre que te alejes de Dios, te alejas de la fuente de la felicidad y te hundes en la humillación más abyecta.
Pero trata de recordar las veces que Dios, tu Padre celestial te ha recibido como fue recibido el hijo pródigo por su padre: con los brazos abiertos dispuestos a la reconciliación, al perdón y a la paz.
No puedes hacer esperar más tiempo a tu Dios; échate confiadamente en sus brazos abiertos, pide perdón con humildad y confianza.
El hijo pródigo que en los momentos de abundancia y felicidad no valoró el amor de su padre, cuando se encuentra solo y hambriento, vuelve los ojos a los bienes que voluntariamente había dejado; la adversidad y los sufrimientos son medios de los que se vale el Señor, para que levantemos nuestra mirada al cielo.
* P. Alfonso Milagro
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