3 de Febrero
Si tu hogar fuera inmensamente cristiano, sería contagioso de cristianismo, haría que los demás no pudieran menos de descubrir a Cristo en tu hogar y ese los movería a ellos a abrirle la puerta de sus propios hogares.
No se da lo que no se tiene. No se contagia la enfermedad que no se padece. No se transmite a Cristo, si no se lo vive en plenitud. No se es apóstol de Cristo, si antes no es uno enteramente de Cristo.
* P. Alfonso Milagro
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